Un pequeño pueblo del interior de Alicante, Quatretondeta, conmemora este sábado 19 de octubre un siglo de la designación de la primera mujer alcaldesa de España. Fue en este mismo mes en 1924 cuando el entonces gobernador de la provincia la nombró.
Al frente de la localidad se posicionó Matilde Pérez Mollá el 27 de octubre, pero han adelantado una semana el acto en recuerdo de la Senyora. Con un recordatorio de su figura a cargo del historiador Jordi Ortiz y dos mesas redondas.
En una de ellas se ha invitado a las otras regidoras alicantinas actuales y a la otra acuden diputadas tanto provinciales como autonómicas para hablar de las mujeres en la política.
El alcalde de Quatretondeta, Alejandro Montava, ha hablado con EFE de aquella pionera del siglo XX. En su mandato de seis años logró dos hitos para el pueblo de la Comarca de la Concentaina: la llegada de la luz eléctrica y la construcción de la carretera hacia Gorga.
A sus 24 años, el socialista ha destacado que "es una parte de la historia que hay que recordar para que se conozca". Por eso mismo, hoy mismo se ha colocado una placa en la fachada del ayuntamiento. Se suma a otra anterior que había.
Además de a una calle del pueblo dedicada a Doña Matilde. Estuvo en el poder hasta el 1 de enero de 1930. Abriendo el camino a otras mujeres al frente de las administraciones locales, según un reciente estudio del departamento de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid
Esa investigación refleja que a esta pionera le siguieron Concepción Pérez Iglesias en Portas (Pontevedra) entre 1925 y 1930; y Petra Montoro Romero en Sorihuela del Guadalimar (Jaén) en 1925.
Después fueron designadas alcaldesas Benita Mendalio en Bolaños de Campos (Valladolid) de 1926 a 1930; y Dolores Codina en El Talladell (localidad actualmente anexionada a Tárrega, en Lleida), en 1927.
Mientras que en una capital de provincia la primera fue Pilar Careaga, alcaldesa de Bilbao entre 1969 y 1975. Pérez Mollá pertenecía a la familia más acaudalada de Quatretondeta y con 45 años fue nombrada regidora, en plena dictadura de Primo de Rivera.
En aquellos tiempos, para diferenciarse de su hija, que también se llamaba Matilde, los vecinos la llamaban la "senyora vella" (señora vieja). Se había casado muy joven con un notario de Alcoy, Rafael Blanes Serra.
Con su esposo se trasladó a Cartagena, ciudad donde este estaba destinado. Allí formó una familia y tuvo a su única hija, pero al enviudar decidió regresar a su localidad natal. Comprobó que Quatretondeta seguía sumido en una agricultura muy pobre.
Con unos habitantes con un bajo nivel cultural, ella trató de cambiar eso, ya que estaba considerada una persona culta. Utilizando un talante que inspiraba "autoridad", se esforzó por elevarla formación de sus vecinos.
Formó un grupo de teatro e incluso dio clases de piano, mientras que también escribía artículos costumbristas para el diario 'Las Provincias'. Según explicó hace unos años su último nieto, Rafael Carreres, también se distinguía por sus labores humanitarias.
Ya que era protectora de la leprosería de Fontilles (situada al norte de la provincia de Alicante), para cuyos enfermos confeccionaba mantas de lana. Pese a que la participación histórica de la mujer en política sigue pendiente de ser estudiada a fondo, a comienzos del siglo XX en Europa había una intensa efervescencia.
Concretamente, en los asuntos relacionados con el voto femenino y su papel. Pérez Mollá fue precursora en un país que, como en otras facetas, acumulaba años de retraso. En la actualidad, Quatretondeta cuenta con unos 120 residentes.
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