El hombre de 42 años acusado por la fiscalía de "matar a palos" a su pareja sentimental en diciembre de 2021 en Torrevieja (Alicante), una mujer de 35 años y con la que tenía en común una pequeña de 3 años, ha admitido los hechos en la primera sesión del juicio. "Señoría, reconozco los hechos", se ha limitado a manifestar ante el magistrado y el jurado popular que le enjuicia desde este lunes en la Audiencia Provincial de Alicante Antonio David M.B., español, que se enfrenta a una petición de pena de 36 años de cárcel por asesinato por parte de la fiscalía, la acusación de la familia de la fallecida, María Elia R.L., y la Generalitat Valenciana, que se persona en los crímenes machistas.
El Ministerio Público ha sostenido que el acusado ejercía una "violencia, control y dominación" absoluta sobre la víctima, quien "vivía en un clima de terror" a pesar de lo cual tenía una dependencia psicológica total con respecto al supuesto asesino. Éste le vigilaba los horarios de entrada y salida del domicilio de convivencia y de su trabajo en un supermercado (incluso cuando salía a desayunar o merendar con los compañeros) y, por celos, le cogía el teléfono móvil, que usaba haciéndose pasar por ella.
Su "actitud instigadora" cuando la mujer ejercía de cajera en la tienda obligaba en ocasiones que sus compañeros tuvieran que trasladarla al almacén y también que tuvieran que echarle del establecimiento. Las acusaciones han hecho hincapié en la superioridad física del encausado sobre la víctima, ya que ella pesaba 41 kilos y medía 1,56 metros frente a 80 kilos del acusado, y han subrayado que aunque la muerte se produjo por impactos en la cabeza y abdomen, "no hay superficie del cuerpo donde (la víctima) no recibiera golpes".
El crimen ocurrió en la noche del 17 de diciembre de 2021 con múltiples golpes "contra una o varias superficies duras" y la autopsia reveló que le había introducido papel en la boca y garganta para que la mujer no pudiera gritar para pedir auxilio.
La muerte de María Elia, que no opuso resistencia, no fue instantánea sino que falleció en un horizonte que los forenses sitúan antes de la 1 de la madrugada. Horas después, sobre las 7, el asesino confeso se dirigió al cuartel de la Guardia Civil y adujo que necesitaba ayuda para tomar el pulso a su pareja, con la que había discutido.
El acusado tenía antecedentes de maltrato con una pareja anterior, y deja huérfana a una niña que hoy tiene 6 años y que reside con los abuelos maternos, legalmente ahora sus "cuidadores únicos".
Por su parte, la abogada de la defensa ha pedido sin éxito un nuevo informe sobre un supuesto trastorno mental que imposibilitaría el control de los impulsos de su defendido y ha mantenido que lo ocurrido fue "una agresión física que desemboca en muerte", sin ensañamiento ni alevosía, por lo cual el crimen debería ser calificado de homicidio y no de asesinato.
Ha sostenido que el ánimo de su defendido era "lesionar y no ocasionar la muerte" y ha añadido que no había habido denuncias previas de la víctima ni de su entorno más cercano con respecto a él.
Pese a que esta letrada había defendido el trastorno mental o, en su defecto, el delito de homicidio, el acusado ha reconocido los hechos presentados por las acusaciones, que han pedido asesinato, y se ha limitado a declarar, a preguntas del magistrado que dirige la sesión: "Señoría, reconozco los hechos".
Las acusaciones piden 25 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento y 11 más por los delitos contra la integridad moral, lesiones, maltrato en el ámbito familiar y maltrato habitual en un juicio que inicialmente está previsto que se prolongue hasta el viernes.
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