Intervenido un ejemplar muerto de pangolín oculto en una maleta en el aeropuerto de Valencia

La Guardia Civil del aeropuerto de Valencia y la Agencia Tributaria han hallado un ejemplar muerto de pangolín africano (‘Manis sp.’) en el interior de una maleta propiedad de un pasajero procedente de Guinea Ecuatorial que, siguiendo el procedimiento habitual de control del pasaje, fue requerido por la Aduana para pasar su equipaje por el escáner de maletas instalado en la zona de llegadas del aeropuerto

Ya en el escáner, el agente que lo operaba pudo observar la imagen del animal dentro de una maleta, por lo que se le solicitó al viajero que abriese el equipaje, confirmando en la inspección física la existencia del animal previamente detectado con el equipo de inspección no intrusiva.

Tras el descubrimiento del espécimen, se procedió a identificar al pasajero y a retirar el cadáver del animal de la maleta, iniciando las gestiones para determinar la especie incautada.

Rápidamente se obtuvo la confirmación de que se trataba de un pangonlín, que se encuentra en todas sus especies protegido al máximo nivel.

El pasajero no portaba documentación preceptiva alguna que le permitiese la tenencia y transporte del espécimen protegido. En consecuencia, la Agencia Tributaria y el resguardo Fiscal de la Guardia Civil iniciaron la instrucción del correspondiente atestado por presunto delito contra la fauna protegida.

Instruidas las diligencias del atestado, se presentó la correspondiente denuncia en los juzgados de Quart, donde se seguirá el procedimiento judicial oportuno.

Comercio ilícito de una especie amenazada

El pangolín es considerado el mamífero del planeta con el que más se trafica ilegalmente. A pesar de su estatus de grupo de especies amenazadas, sus escamas de queratina, utilizadas en la medicina tradicional de algunos países asiáticos, alcanzan en el mercado ilegal un elevado valor, pudiendo superar los 700 euros por kilo.

La mera posesión de estos animales sin los permisos preceptivos es considerada delito en España, al incumplir leyes internacionales como la Convención CITES sobre comercio de especies amenazadas, que incluye el pangolín entre las especies catalogadas como vulnerables o en peligro de extinción.

La Convención CITES prohíbe el tráfico internacional de pangolines, salvo casos excepcionales y debidamente autorizados como, por ejemplo, la investigación científica, y siempre mediante la concesión de un permiso de importación y un permiso de exportación (o certificado de reexportación).

Conforme a estudios independientes, se ha cifrado en más de 2,7 millones el número de ejemplares de pangolín cazados en un año en Camerún, República Centroafricana, Guinea Ecuatorial, Gabón, la República Democrática del Congo y la República del Congo, y en el año 2019, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, las incautaciones de escamas y carne de pangolín alcanzaron un máximo histórico de 128 toneladas en todo el mundo.

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