Nataliya Solomykina, la mujer ucraniana de 39 años desaparecida el pasado 25 de abril en Valencia quería regresar a su país, de donde huyó al estallar la guerra.
Lo único que se lo impedía era la negativa de su marido, en edad de ser reclutado a filas. Unas diferencias que podrían ser el origen de las continuas disputas entre la pareja, como adelanta Levante-Emv.
Natalia gozaba de una buena posición social y económica en su país. Abogada de profesión, era propietaria de diferentes bienes inmuebles. Ya en España, la mujer adquirió varios bajos comerciales, entre los que se encuentra el de Conchita Piquer, donde el pasado viernes buscó la policía su cuerpo. La ahora desaparecida, gestionaba el cobro de los alquileres de esos bienes, una labor que realiza ahora su marido, con el que tiene dos hijos.
Precisamente, la policía tiene como principal sospechoso del presunto asesinato de Natalia a su pareja, al que ya han interrogado en varias ocasiones.
Unas sospechas que comenzaron cuando el hombre acudió a denunciar la desaparición de su esposa dos días después de que ella se marchara de casa tras una discusión, tras como declaró el marido.
El hombre fue fiscal en los tribunales de Zhitómir (Ucrania) hasta 2013 y ocupó un alto cargo en su país, primero de la administración regional y después en la estatal.
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