La escuela del despoblado pueblo de Teresa, en Castellón, reabre seis años después con cinco niños
Esta nueva apertura se debe a que las personas que viven en el pueblo cuidando a personas mayores han sido capaces de atraer a familiares a la localidad
Han llegado dos niños nuevos al pueblo, que sumados a los tres que ya habitaban logran llegar a la cifra solicitada para reabrir las instalaciones educativas
El pueblo de Teresa experimentó no solo el cierre del colegio, sino un deterioro de sus comunicaciones debido a las lluvias, o la perdida de servicios como su panadería
Hace seis años que el pueblo de Teresa, en Castellón, se vaciaba de risas de niños, de juegos en el parque y de alumnos en sus aulas. La preocupación de la España vaciada se cernía sobre los vecinos y la pérdida de servicios que eso iba a suponer para el pueblo. Una de las peores consecuencias fue la de cerrar el colegio de la localidad. "Yo viví el cierre de esta escuela", decía el alcalde Ernesto Pérez, en el puesto desde hace veinte años.
Pero este año le toca dar una "grandísima noticia", y es que este curso se reabre de nuevo la escuela, gracias a la demanda de vecinos con hijos llegados al pueblo. "Estoy muy contento, esperamos seguir abiertos y que en el futuro más jóvenes puedan venir", decía emocionado.
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Nuevas familias, nuevas ilusiones
Este pueblo, de apenas 250 habitantes, tras años complicados y sin un colegio que pudiera atraer a nuevos vecinos, vuelve a situarse en el mapa educativo con ilusión. El alcalde cuenta que esta nueva apertura se debe a que las personas que viven en el pueblo cuidando a personas mayores han sido capaces de atraer a familiares a la localidad. La llegada de estas nuevas familias con dos niños, de los que el más mayor tiene ocho años, ha revolucionado a la comunidad.
Así, este lunes el colegio vuelve a abrir sus puertas para cinco niños, con atención personalizada y donde podrán disfrutar de una naturaleza privilegiada.
"Los alumnos son vida, la escuela es vida, estamos muy ilusionados", decía con una sonrisa Lidia, una de las profesoras, "todavía no me ha dado tiempo a aprenderme el nombre de los cinco alumnos, pero tenemos grandes proyectos y vamos a disfrutar y aprender".
Las ganas de llevar a cabo este nuevo proyecto han llevado a la escuela a solicitar al Ayuntamiento un huerto urbano, con el fin de "aprovechar el entorno". Una petición muy bien recibida por el consistorio.
Melania, la madre de una de las alumnas, también ha acogido con mucha alegría la noticia. "Llevo un año viviendo aquí y estamos tan contentos", decía, "esperamos que en próximos años se vayan incorporando más alumnos".
El reto de traer vida al pueblo
Este cambio trae "vida" al pueblo, o esa es la palabra que todos utilizan para describir este nuevo y renovado escenario. "Es una alegría tener a los niños, un pueblo sin niños es un desierto", resuena entre los vecinos.
Es una alegría tener a los niños, un pueblo sin niños es un desierto
La "vida" es el principal objetivo del reto demográfico, y conseguir esa vida "solo puede hacerse con hechos". Hasta el momento, los niños de alrededor acudían al pueblo de Viver a clase. El pueblo de Teresa experimentó no solo el cierre del colegio, sino un deterioro de sus comunicaciones debido a las lluvias, o la perdida de servicios como su panadería.
Ahora, van dando pasos en pro de solucionar la situación, con la esperanza de que Teresa y sus alrededores puedan volver a ser el hogar de quienes le dan una oportunidad.
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