Carla Moranda es una joven valenciana de 26 años que fue ingresada por una intervención de un bulto en la ingle. Una intervención a priori bastante rutinaria, pero cuando volvió a casa empezó a encontrarse mal con náuseas, vómitos y mareos. Tras este episodio, volvió al hospital y le dijeron que no era nada, pero ella cada vez se encontraba peor. "Mi novio decía que tenía la piel como quemada por el sol", asegura la joven.
Una vez más regresó al hospital, donde decidieron ingresarla y, tras comprobar la gravedad del asunto, la trasladaron a la UCI. Una bacteria le produjo un fallo multiorgánico que la llevó a un coma inducido. "Mis padres se despidieron de mí y el médico tenía ya hecho el certificado de defunción".
Cuando se despertó, 12 días después de su ingreso, no sentía las piernas ni las manos. La medicación que le pusieron era tan fuerte que le provocó una necrosis de las extremidades. "Cuando me desperté todavía tenía las extremidades, pero apenas sentía un cosquilleo". Los médicos hicieron todo lo posible, pero “cuando vieron que era imposible, tuvieron que amputarme los pies y las manos".
Carla está recibiendo apoyo económico por parte de asociaciones de Xàtiva, mediante una cuenta bancaria e iniciativas solidarias. Están investigando para colocarle prótesis, pero la joven asegura que se necesita mucho dinero. "La prótesis de una mano puede costar 85.000 euros". Moranda no tira la toalla, su intención es ponerse prótesis y volver incluso a montar a caballo, su gran pasión.
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