"Lo estoy mirando ahora en mi dedo y lo vuelvo a tener. No me lo puedo creer", así describe Inma, completamente emocionada la sensación que tiene desde este domingo, cuando recuperó su anillo de compromiso perdido.
Hace más de un mes fue a una clase de meditación en la asociación del cáncer a la que acude y se quitó el anillo para la sesión. "Lo guardé en el bolsillo de la chaqueta, pero no cerré la cremallera. Cuando acabamos me la até a la cintura y cuando volvía a casa se cayó en la calle, a unos metros de mi edificio", cuenta Inma.
El susto se lo llevó cuando revisó la chaqueta. "Durante días hice el mismo recorrido buscándolo, pero al final lo di por perdido y fue muy duro porque era mi alianza de boda de 31 años de matrimonio feliz", relata Inma, que explica que "mi marido me decía que no pasaba nada, que nos haríamos unos nuevos, pero yo quería ese, incluso mi madre me daba la suya, pero tampoco era la mía".
Un día, su profesor de reiki le dijo que había salido una noticia en la que se buscaba a la propietaria de un anillo en Ontinyent (Valencia). "Lo sabía medio pueblo y yo no me había enterado de nada", explica.
Tras buscar la información, encontró el teléfono de Evelyn, la chica que tenía el anillo, y la llamó. "Cuando me cogió el teléfono me pidió la inscripción que llevaba el anillo para comprobar que era la dueña y se la dije: "Toni 17-7-93". Es el nombre de mi marido y la fecha en que nos casamos", explica.
Este domingo se produjo el emocionante entre las dos mujeres. "Cuando nos vimos hubo agradecimiento y un abrazo de esos que llega a unir a personas desconocidas gracias a una acción correcta A penas pude hablar con ella, me contagie de su emoción e hizo que esta odisea haya valido la pena", cuenta Evelyn.
Un momento muy especial, que Inma guarda con mucho cariño. "Nos emocionamos las dos al vernos, no creía que lo que me estaba pasando. Vivimos muy cerca una de la otra y para mí es una amistad para toda la vida".
Y es que para Inma, la protagonista de esta bonita historia no es otro que Evelyn. "Lo normal es que la gente se la quede, la venda y se quede el dinero, pero ella ha estado todo un mes buscándome por redes sociales, hablando con medios de comunicación y contestando cada día decenas de llamadas. Todo de forma altruista para que yo vuelva a tener mi anillo de boda", relata agradecida.
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