Un hombre de 30 años que ejercía como encargado del coro de una iglesia evangélica en la que su madre ejercía como profeta y directora, ha sido detenido y encarcelado como presunto autor de múltiples agresiones sexuales a menores.
La Policía Nacional ya informó en julio de 2023 de su detención y continúa investigando los hechos. Por el momento, habría al menos ocho víctimas, --tras sumarse en un nuevo atestado a tres más junto a las primeras cinco que se identificaron--, las cuales han relatado su modus operandi tras ganarse la confianza tanto de los menores como de sus progenitores, en diversos casos.
Tras las primeras denuncias, el detenido, de nacionalidad uruguaya, fue puesto en libertad, pero la dureza del testimonio de dos de las víctimas provocó que el Juzgado de Instrucción número cuatro de Mislata acordase finalmente el ingreso en prisión provisional tanto por el riesgo de fuga como por el de reiteración delictiva y la gravedad de las acusaciones contra él, tal como recoge el medio Levante-EMV,
El hombre, al parecer, se aprovechaba de su posición en la iglesia, donde su madre tenía una gran influencia sobre los fieles de la comunidad, en la que, según el citado medio, llegaban a realizarse prácticas espirituales.
Tanto es así que, supuestamente, la progenitora del ahora detenido y encarcelado llegaba a realizar exorcismos y decía tener capacidades de vidente.
Todo se destapó cuando un padre presentó una denuncia por presuntas agresiones sexuales cometidas contra sus hijas, una de ellas ya menor de edad. Al parecer, la menor le contó a su hermana los abusos y esta última, que hasta entonces había permanecido sin contar nada, confesó que ella también había sido víctima del presunto agresor desde que tenía seis años.
De este modo, la policía Nacional comenzó a investigar y llegó al a identificación de otras tres víctimas que, de igual modo, han interpuesto denuncia. En este caso, igualmente, dos de ellas son hermanos que ya han alcanzado la mayoría de edad.
En su testimonio, entre los abusos, han relatado además que eran obligados a ver películas pornográficas y el detenido les hacía desnudarse y ver cómo se masturbaba.
Más allá, la quinta víctima sería además su propia cuñada, de 15 años, como recoge Levante-EMV, que indica que presuntamente sufrió abusos sexuales desde los siete años.
En su modus operandi, el presunto agresor sexual primero trabajaba para ganarse la confianza de los menores, a los que a menudo daba chucherías y con los que se mostraba atento y cercano. También lo hacía con sus progenitores, con los que procuraba labrarse también esa confianza.
De este modo, aprovechaba la diferencia de edad con las víctimas y su inmadurez, --ya que la mayoría tenía entre 5 y 8 años--, para lograr una escasa resistencia. Además les convencía para que no contaran nada de lo sucedido a sus progenitores y les hacía creer que era un juego secreto entre ellos.
Así, presuntamente, cometía las agresiones sexuales, algunas con acceso carnal, aprovechando los encuentros con los fieles.
Este viernes, como informa EFE, el Tribunal Superior de Justicia valenciano ha confirmado que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 4 de Mislata tiene abiertas esas diligencias previas desde junio de 2023 tras la detención del sospechoso por la Policía Nacional como presunto autor de cinco delitos de agresión sexual contra menores de edad.
El pasado 9 de febrero, el nuevo titular del juzgado, tras recibir declaración de dos de esas víctimas como prueba preconstituida, convocó una comparecencia de prisión y, a petición de la Fiscalía y la acusación particular, decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza del investigado.
El juez tomó esa medida al apreciar un evidente riesgo de fuga y de reiteración delictiva, y también le impuso medidas cautelares de prohibición de aproximación y de comunicación respecto a las cinco víctimas contabilizadas en ese momento.
Por su parte, el pasado 12 de abril, el juez dictó un nuevo auto en el que denegó la petición de libertad formulada por la defensa del investigado, ya que entendía que persistía el riesgo de fuga y de reiteración delictiva, riesgo que no podía conjurarse con medidas menos restrictivas que la prisión preventiva.
Además, a ello se suma el hecho de que la Policía hubiera presentado el nuevo atestado donde hacía constar la existencia de tres nuevas víctimas, con lo que el número total de éstas asciende ya a ocho, como señalan desde el TSJCV.
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