Como todos los días, Chiki, un pequeño Yorkshire, jugaba en la calle peatonal donde sus dueñas, Esther y María, tienen una peluquería. "No le gustaba quedarse en casa y siempre estaba con nosotras. Le gustaba corretear por la calle y todo el mundo lo conocía", explica Esther San Martín.
Pero tras un rato sin verlo, salieron a la calle y Chiki no estaba. Al preguntar a los vecinos, dos personas les dijeron que una mujer lo había cogido y se lo había llevado en una furgoneta. "Desde entonces estamos destrozadas, lo hemos buscado por todos los barrios de Valencia, también en los pueblos de los alrededores y hemos hecho publicaciones en numerosas páginas de Facebook para quién lo tenga no lo devuelva", asegura la propietaria. Una situación que recuerda a la de Simba, otro yorkshire, cuya familia cree que ha sido secuestrado en Lepe (Huelva).
Además de por su alegría, Chiki significaba mucho para estas hermanas, ya que había sido de su abuela a la que cuidaron hasta que falleció a los 90 años. "No es solo un perro, supone mucho para nosotras, era de nuestra abuela, a la que adorábamos, y que le hizo mucha compañía cuando estaba enferma", explica.
Nada más desaparecer ofrecieron una recompensa de 2.000 euros para poder recuperarlo. "Es un perro mayor y aunque está en buen estado de salud, le faltan muchos dientes", señala.
Ahora, 10 meses después del robo, no tiran la toalla y han subido la recompensa a 4.000 euros. "Si está vivo, pedimos por favor a quién lo tenga que nos lo devuelva. Lo echamos mucho de menos. Nos da igual que se lo hayan vendido o regalado, estamos dispuestas a darle el dinero sin más", asegura Esther.
El perro, que ahora tiene ya 10 años, es delgado y tiene el cuerpo de color plata y el pelo de la cabeza de color rubio. A pesar de su edad se mueve de forma ágil y tiene unas orejas grandes y levantadas.
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