María sufrió hace 15 años la picadura de una garrapata en una piscina. "No sentí nada porque te meten un analgésico en la saliva que hace que no lo notes", explica María Justicia, enferma de Lyme. Durante 10 años a esta valenciana no le diagnosticaron la enfermedad, a pesar de que su salud empeoraba día a día y de numerosas visitas a médicos.
En este tiempo, María asegura que "he desarrollado cinco síndromes raros que me han dejado completamente incapacitada". Pasa 20 horas al día del sillón a la cama debido a la dificultad que tiene para desplazarse, además de padecer numerosos temblores y otros problemas neurológicos que combate con decenas de medicamentos.
María lamenta que "en la sanidad pública no hay médicos especializados en esta enfermedad, por lo que se retrasa la detección precoz y nos tenemos que gastar nuestro propio dinero en pruebas y tratamientos".
A Laura le picó una garrapata en el cuero cabelludo detrás de una oreja. A los tres días comenzó a sufrir síntomas neurológicos como falta de concentración, espasmos, perdida de memoria o confusión.
A la semana de la picadura se le hincharon los ganglios linfáticos y la derivaron al hospital donde tuvo la suerte de que le detectaran la enfermedad de Lyme. "En la Seguridad Social solo te recetan antibiótico para 28 días, pero mi médico me dio para 42. Afortunadamente, empecé a notar alivio y ocho meses después remitieron los síntomas y llevo ya cuatro años sin tratamiento y totalmente recuperada", cuenta Laura Latorre.
Su caso es un claro ejemplo de la importancia de la detección precoz. "El problema es la falta de especialistas en esta enfermedad y que los análisis de sangre que realizan en la Seguridad Social no son efectivos, por lo que no se coge a tiempo", asegura.
Laura lamenta que a los pacientes se les deja de tratar porque no se encuentra ningún indicador en la sangre y "muchos son derivados incluso a psiquiatría porque dicen que no tienen nada, mientras tenemos enfermos en sillas de ruedas o en cama con graves enfermedades degenerativas".
Aunque está actualmente curada, esta mujer teme que la enfermedad pueda volver debido a que las autoridades sanitarias "no hacen caso a esta enfermedad, que existe, no hay un seguimiento y somos tratados como pacientes de segunda".
En la actualidad hay diagnosticados unos 150 casos de Lyme en España, aunque los enfermos aseguran que son muchos más afectados. "En Europa ya se están poniendo las pilas porque la incidencia no deja de crecer y paises como Alemania, Bélgica o Francia ya tienen protocolos establecidos, mientras aquí no se hace nada, a pesar de las recomendaciones de la Unión Europea", afirma Laura.
Por ello reclaman que las autoridades sanitarias no miren hacia otro lado y den un paso decidido para controlar esta enfermedad que no deja de crecer.
Desde el Laboratorio de Entomología y Control de Plagas del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia han detectado que los casos las picaduras de garrapatas se han multiplicado por seis desde 2018, debido a que cada vez hay más de estos insectos debido al aumento de las temperaturas. Una circunstancia que ha provocado que las garrapatas se extiendan del norte de la península ibérica a otras zonas como la Comunidad Valenciana y el sur de España.
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