El 69% de los jóvenes de entre 18 y 34 años confiesa sufrir el síndrome FOMO, un tipo de ansiedad social caracterizada por un deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo y que puede implicar "depresión, falta de calidad del sueño e incluso un aumento en el consumo de alcohol", según señala el psiquiatra del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre Víctor Navalón sobre el estudio publicados por la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM).
Al respecto, explica que las personas con esta dolencia buscan constantemente una interacción en redes sociales porque sienten inseguridad al estar "ausentes". "Desde que las redes sociales irrumpieron en nuestras vidas, su mal uso se ha convertido en un trastorno que puede conllevar serios problemas emocionales y psicológicos incluso lleva a otros problemas conductuales como es la adicción al móvil", advierte. De hecho, este síndrome está muy ligado a la nomofobia que representa el miedo irracional a estar sin teléfono móvil.
En este sentido, la salud mental de la persona se puede ver afectada por la aparición de sentimientos de soledad, ansiedad, depresión, falta de calidad del sueño incluso en situaciones particulares puede llevar a un aumento de consumo de alcohol. Otra consecuencia directa del FOMO es el aprendizaje distraído, estudiar sin prestar atención, o conducir distraído a causa de las redes sociales, asegura.
En ese sentiido, explica que "los adolescentes son mucho más susceptibles a padecerlo" ya que, durante esta etapa, el deseo de aceptación social y popularidad es "mucho más alto que en otras etapas de la vida". De hecho, comenta que en los últimos tres años, aproximadamente el 60% de los jóvenes que atiende en su consulta pueden presentar un problema de mal uso o tienen adicción a las redes sociales. Incluso el FOMO provoca una distorsión cognitiva por la que no se aprecia la realidad y se pierde la visión crítica de lo que es realmente ficción.
No obstante, señala que los jóvenes no son los únicos en padecer este problema, ya que quienes más sufren FOMO son personas de cualquier edad con bajo nivel de satisfacción en su vida y una autoestima muy débil.
Quien tiene este síndrome está constantemente enganchado a su móvil o a un dispositivo con internet, y teme perderse cualquier comentario, cualquier me gusta en Instagram o Facebook, cualquier video de Tik Tok o cualquier trending topic de X (antes, Twitter).
Según el doctor Navalón, "el que lo padece piensa que si no responde inmediatamente en las redes o no está atento se perderá cosas importantes y esta idea ya le provoca angustia, así como estar retransmitiendo constantemente qué hace, dónde está, qué se ha puesto, qué le han dicho". Se trata así de un comportamiento continuo de la mañana a la noche que genera reproches del entorno para dejar el teléfono a un lado, por lo que la persona "se muestra malhumorada e irritable, y prefiere quedarse sola o aislarse en su habitación antes que separarse de la red y perderse algo".
Para el especialista, la solución ante este problema que puede provocar ansiedad, depresión y acrecentar todavía más los problemas de autoestima y frustraciones que generen trastornos de conducta está en afrontar primero la causa que lo ha provocado. Una vez detectada, es necesario trabajar con el paciente para cambiar los hábitos en el uso del móvil y adoptar un comportamiento "adecuado, comedido y racional en la gestión de las redes, cuidar la autoestima y centrar los esfuerzos en el día a día para hallar el equilibrio en su uso".
El especialista comenta que "dejar las redes sociales o tirar el teléfono móvil no solucionará nada realmente, pues las redes forman parte de nuestra vida y aunque solo sea por trabajo, la mayoría necesita utilizarlas, por lo que "la clave está en aprender un consumo comedido y racional".
Además, hay que involucrar a la familia en la solución del problema. Para el profesional "se debe educar con el ejemplo". De tal forma, que los padres deben evitar publicar constantemente lo que hacen en redes sociales, contestar al instante mensajes que no tienen ninguna urgencia, y en casa fomentar las reuniones en familia sin ningún tipo de dispositivo. Es importante recordar a los padres que el contacto humano resulta fundamental para el desarrollo de los niños y los jóvenes.
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