En la Unión Europea se producen unos siete millones de toneladas de huevos al año y España es uno de los mayores productores. El problema surge con el destino que damos a todos esos que terminan rompiéndose y que ahora van directamente a los vertederos. Una iniciativa en la Comunidad Valenciana ha encontrado la forma de aprovechar estos desperdicios en un ejemplo de economía circular y beneficio empresarial en sectores como la fabricación de calzado o la cerámica. Informan Pelayo Ortiz, Nuria Gutiérrez y Clara Marzà.
La Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo apoya un proyecto de innovación para transformar los huevos de gallina que se rompen en los centros de embalaje y transformarlos en materias primas de valor para los sectores agroalimentarios, cerámico y del calzado.
Esta iniciativa, que impulsa la economía circular y la simbiosis industrial entre empresas de diferentes sectores de actividad, propone una solución integral a un problema, el de la rotura accidental de huevos, que solo en la Comunitat Valenciana genera alrededor de 2.300 toneladas de desechos al año, ha indicado la Generalitat en un comunicado.
En la actualidad, son las empresas ovoproductoras las que costean el adecuado tratamiento de estos residuos biológicos mediante su entrega a un gestor autorizado, tal y como establece la legislación vigente. Sin embargo, dicho proceso conlleva un impacto económico para esta industria, que ha de sufragar entre 60 y 150 euros por cada tonelada de residuo, dependiendo de la localización de la granja y del volumen generado.
Este proyecto estratégico, denominado OVOVAL, está coordinado por el Centro Tecnológico del Calzado, Inescop, y se ejecuta en colaboración con el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE); la Asociación Avícola Valenciana (ASAV) y La Unió Llauradora i Ramadera. Asimismo, cuenta el respaldo económico de IVACE+i y financiación de la Unión Europea a través del programa Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) Comunitat Valenciana 2021-2027.
La iniciativa pretende aprovechar este residuo animal para el desarrollo de productos y materiales renovables y de alto valor añadido con aplicaciones potenciales en diferentes industrias estratégicas de la Comunitat Valenciana, como la cerámica, el calzado o, incluso, el sector agroalimentario.
Con la parte inorgánica del huevo, es decir, con la cáscara, el consorcio prevé obtener bio-carbonato cálcico, un material que podría emplearse como una materia prima en la formulación de fritas para baldosas cerámicas o para la fabricación de suelas de calzado, señalan desde ITC e Inescop.
Por otro lado, la clara, la yema y la membrana se usarán en la producción de nuevos bioproductos de contenido proteico destinados al desarrollo de biopolímeros para la industria del cuero, mientras que, en el ámbito agrícola, se atisban otras aplicaciones alternativas centradas en el desarrollo de la agricultura ecológica y la producción de bioestimulantes basados en aminoácidos libres, que reducen el impacto ambiental respecto de los fertilizantes sintéticos.
Además de impulsar la economía circular, OVOVAL contribuirá a mejorar la competitividad de las empresas avícolas productoras de huevo a través de una iniciativa de simbiosis industrial, que minimizará el impacto económico que suponía hasta ahora la gestión de estos residuos.
Del mismo modo, las materias primas renovables que se obtendrán a partir de estos restos animales contribuirán a desarrollar nuevos productos sostenibles en los sectores del calzado y la cerámica, que a su vez ayudarán a ambas industrias a avanzar hacia los objetivos de descarbonización que exige la Unión Europea para el año 2050.
Con este objetivo, el ITC aporta al proyecto su amplio conocimiento sobre la valorización del carbonato de calcio obtenido a partir de estos residuos y su aplicación en el sector cerámico, mientras que el valor de Inescop se centra en su experiencia para aprovechar las proteínas obtenidas a partir de subproductos animales para obtener polimeros y estimulantes de origen natural.
El consorcio se completa con dos organizaciones profesionales, la Asociación Avícola Valenciana (ASAV), que alberga a las empresas que generan el bioresiduo, y La Unió Llauradora i Ramadera, en representación del sector agrario, que se erige en uno de los principales beneficiarios y usuarios de los productos generados, en concreto de los bioestimulantes proteicos.
OVOVAL se alinea con las conclusiones del comité de innovación en Economía Circular, que aboga por la valorización más eficiente de los residuos y por la producción de bienes de consumo más sostenibles. Asimismo, la iniciativa se encuadra, en los ejes principales de la Estrategia Especialización Inteligente de la Comunitat Valenciana, S3, que coordina la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo.
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