Situado en el barrio Campanar, de Valencia, este complejo de dos bloques de viviendas, afectado por el peor incendio que se recuerda en la ciudad y en el que han perdido la vida según el último balance 4 personas, fue construido en el año 2008 por la promotora Fbex que dos años después entraría en quiebra fruto de la crisis inmobiliaria.
El edificio, según el vídeo promocional de la constructora, tiene un total de 138 pisos de hasta 4 habitaciones, repartidos en 14 plantas y 11 vecinos por planta. Se trata de unas viviendas valoradas en medio millón de euros con amplias terrazas, plazas de garaje, jardines y piscina.
Por el vídeo promocional del complejo, se conoce que estos edificios tenían las "fachadas revestidas con un innovador material de aluminio". El aluminio tiene su punto de fusión en los 660 grados de temperatura que unido al poliuretano, un material altamente inflamable que revestía el ladrillo, habría acelerado la expansión del incendio por la fachada en los dos bloques de viviendas tanto de manera vertical como horizontal.
Ahora, las investigaciones deberán determinar si el fuego, que comenzó en la séptima planta del bloque de viviendas que está en la calle Rafael Alberti 2, esquina con Maestro Rodrigo. se originó en el interior de la vivienda o fue la propia fachada la que empezó a arder. Se busca aclarar cómo el recubrimiento y el uso de algunos materiales pudo acelerar la propagación del fuego.
El presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia (COAV), Luis Sendra ha explicado a EFE que la fachada ventilada que se ponía en la época en que fue construido el edificio incendiado ha hecho "efecto chimenea y ha ayudado a propagar el fuego". Ha detallado que este tipo de fachada se utiliza para mejorar las condiciones térmicas de frío/calor. Se crea una pequeña cámara entre la fachada y el revestimiento, que es por donde han subido las llamas. Ha hecho efecto chimenea y se ha consumido".
Sendra también ha añadido que el bloque de viviendas "es un edificio aparentemente bien hecho" y ha señalado que en esa época de crecimiento se hicieron muchos edificios y "nadie esperaba el boom inmobiliario" del segundo semestre de 2007. "No había restricciones en los productos de las fachadas ni de los muebles de las terrazas; se han ido regulando con el tiempo", ha recordado y ha señalado que en el caso de las normas contra incendios ahora vigentes, la normativa se consolidó en 2011.
"Hoy el poliuretano no se pone directamente, si era lo que había -en ese edificio- porque hay que analizarlo y esperar a ver qué dice la pericial cuando se pueda hacer", ha añadido. El presidente colegial ha destacado que el colapso del edificio "se podría producir si el fuego ha atacado elementos constructivos como pilares y vigas durante mucho tiempo" aunque, "en principio, no parece que un colapso estructural sea posible".
No obstante, ha advertido que "hay que ir con cuidado y prudencia porque puede haber personas dentro"
Por su parte, la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (Tecnifuego) ha advertido de que la propagación por la fachada "es una de las vías más rápidas de transmisión" del fuego, por lo que subraya la necesidad de contar con materiales no combustibles en fachadas y envolvente de viviendas y otros edificios.
Además, agrega que estos materiales también deben garantizar aspectos como la eficiencia energética y que contengan y minimicen la propagación del fuego y sustancias tóxicas.
Así lo ha manifestado Tecnifuego al tiempo que han recordado el suceso ocurrido en la Torre Grenfell, en Londres, donde el fuego también se propagó por la fachada.
Con el objetivo de minimizar los riesgos, los expertos en extinción de incendios defienden que las personas "deben ser capaces de evacuar el edificio sin que se produzcan víctimas" y que los bienes "deben sufrir los mínimos daños".
Para ello, apuesta por actuar sobre los riesgos controlables, como aislamiento, morteros, acabados, vías de evacuación o el control de ejecución en obra, así como en los no controlables, como pueda ser el comportamiento de los usuarios.
La seguridad de quienes viven o trabajan en los edificios y de los equipos de emergencia depende esencialmente de "contener lo antes posible el incendio y retrasar la liberación de humo" (tóxico o no), especialmente en edificios en los que la evacuación puede ser crítica (por su altura o por la tipología de ocupantes) o en zonas de difícil acceso para bomberos y servicios de evacuación, como patios y fachadas interiores de manzana.
De hecho, los expertos inciden en que la propagación por la fachada "es una de las vías más rápidas de transmisión del incendio" y en la necesidad de llevar a cabo una revisión del Código Técnico de la Edificación, el reglamento que rige los criterios que se aplican en la construcción, "para mejorar la reacción al fuego en propagación por el exterior de los productos que se permiten utilizar en los sistemas constructivos de fachada".
Esta exigencia, según reclaman, debe aplicarse tanto en vivienda nueva como en rehabilitación y, en este último caso, garantizando que los materiales aislantes incorporados al edificio "no supongan un empeoramiento de la seguridad contra incendios preexistente".
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