La Comunidad Valenciana vive desde el luto y la conmoción las consecuencias del trágico incendio registrado ayer en un edificio en el barrio de Campanar, en Valencia. Las llamas, impulsadas por la fachada, al parecer, por un material muy inflamable que ahora está bajo investigación, así como por el fuerte viento, se extendieron a una enorme velocidad también a otro bloque de viviendas colindantes. Ello provocó un desastre que se ha cobrado ya varias víctimas mortales mientras los bomberos siguen trabajando en busca de una decena de desaparecidos.

Para los vecinos, el origen del incendio es lo de menos. Lo importante, cuentan, es entender por qué la fachada reaccionó con esa violencia, ardiendo de esa manera, provocando una tragedia de esta magnitud y dejando a todos aquellos que pudieron salir a la carrera del lugar tan solo con lo puesto, perdiendo todo entre las llamas.

En pleno incendio, uno de los afectados registraba desde su cocina esa voracidad con la que se extendía el fuego. Todas las estancias, excepto los baños, eran exteriores, algunas decoradas con césped artificial.

Mientras se prioriza la búsqueda de víctimas, tal como ha recalcado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras desplazarse hasta el lugar para expresar su solidaridad y declarar que van a prestar toda la ayuda necesaria a la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia para ayudar a las víctimas, el primer informe del Colegio de Ingenieros de Valencia pide también explicaciones.

Concretamente, piden aclarar qué materiales revestían la fachada. Aislantes que podrían ser poliuretano o polietileno, altamente combustibles, según apuntan las primeras hipótesis.

Ese material, según apuntan, sería el responsable de esa dramática propagación de las llamas, que en tan solo 20 minutos se extendieron por la fachada convirtiendo el primero de los edificios, de 14 plantas, en una enorme masa de fuego visible a varios kilómetros de distancia en la ciudad.

Según los expertos, si la fachada hubiese estado construida con ladrillo y no con material combustible, “no se hubiera propagado” el fuego, que en menos de media hora hizo arder el edificio.

La propagación por la fachada, en unas condiciones así, --como explica el catedrático Antonio Hospitaler, del departamento de Ingeniería Civil de la Construcción y de Proyectos de Ingeniería Civil de la Universitat Politècnica de Valencia, en declaraciones a Europa Press--, es "mucho más rápida que un incendio al aire libre".

"La fachada tiene una propiedad física en la que se le pegan las llamas y, al hacerlo, suben a toda velocidad y entonces, el incendio se extiende por toda la fachada rápidamente. Eso ha provocado que se rompieran los cristales de las viviendas y se proponga el incendio al interior de las casas", ha detallado.

Según precisa, el inmueble se construyó en 2005, siendo que desde el año 2006, el Código Técnico de Edificación, --y con modificaciones recientes que ha habido, tras 2017--, "previene ese tipo de situaciones y que los materiales de la fachada no sean combustibles para evitar una propagación de incendios por la ella".

Tras la prioridad de encontrar desaparecidos, la siguiente fase tendrá que responder a todas las preguntas alrededor de estas circunstancias. Desde el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana (COIICV), la decana, Nieves Rromero, expresando su "más profundo dolor" y "sinceras condolencias" a las familias y alegados de las víctimas, apuntan que estre terrible siniestro "recuerda la importancia de la regulación, la prevención, la responsabilidad y el esfuerzo constante en la búsqueda de una mayor seguridad y garantía en nuestras infraestructuras y edificaciones en la protección de la vida y el patrimonio de las personas".

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