La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a penas que suman once años y tres meses de prisión a un hombre por maltratar a su pareja sentimental, forzarla sexualmente y amenazarla con matarla en su lugar de trabajo, en la localidad de Ontinyent (Valencia).
La Sala le considera autor de un delito de agresión sexual, parta el que aprecia las agravantes de género y parentesco y la atenuante de drogadicción, un delito de amenazas, con atenuante de drogadicción, y un delito de maltrato habitual.
El hombre deberá indemnizar a la que era su pareja con 15.000 euros por los daños morales que sufrió a consecuencia de los hechos. Igualmente, no podrá acercarse a menos de 500 metros de ella, de su domicilio, lugar de trabajo o cualquier sitio en el que se encuentre, ni comunicarse con ella por ningún medio durante un periodo de 16 años y medio.
Condenado y víctima mantuvieron una relación sentimental desde 2017 durante la que convivieron en el domicilio de él, en un municipio de la comarca de La Costera.
La sentencia relata que, tras unos primeros meses de cordialidad, el penado comenzó a menospreciar a la mujer, a insultarla, amenazarla y a agredirla con bofetones, tirones de pelo, patadas o empujones. Todo ello con la intención de debilitar su autoestima y tenerla sometida.
En diciembre de 2021, la víctima estaba durmiendo en la casa que ambos compartían, cuando él la despertó, la amenazó y la forzó a mantener relaciones sexuales, pese a que sabía que ella no quería ya que no paraba de llorar y le había manifestado en todo momento su negativa. Al día siguiente, la mujer se fue de casa y puso fin a la relación.
Según el relato de hechos probados de la resolución, semanas después, ya en febrero de 2022, el hombre acudió al taller de coches donde trabajaba la mujer, en Ontinyent, con el propósito de que la despidieran. Allí cogió un martillo de hierro de unos tres kilos de peso y lo dirigió directamente a la cabeza de la perjudicada, mientras le decía que la iba a matar.
El arma no impactó sobre la mujer gracias a la intervención del jefe de taller, que le quitó el martillo al condenado, quien era toxicómano y consumidor de bebidas alcohólicas en el momento de los hechos, lo que afectaba ligeramente a sus facultades.
La sentencia no es firme y se puede recurrir en apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
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