Cuando tuvieron que salir de su casa a las pocas horas de comenzar el incendio declarado en Montitxelvo el pasado jueves ya se temían lo peor. El humo lo llenaba todo y el fuego empujado por el viento se comía lo que hasta ese momento era un vergel. Sin otra opción, Paul y Jessica tuvieron que marcharse del chalet donde han vivido los últimos 38 años en Ador (Valencia) después de dejar su Inglaterra natal en busca de una vida mejor rodeados de naturaleza
Un sueño que se convirtió en pesadilla y que este lunes al volver a su casa les ha dejado en shock. "Nos fuimos muy preocupados porque el fuego se acercaba muy rápido y era muy peligroso", relata Paul ante la atenta mirada de su esposa que no deja de mirar entre lágrimas los restos de su casa.
Por primera vez en cuatro días, con el incendio ya estabilizado, han podido volver y se han encontrado con la vivienda prácticamente calcinada. En la entrada los muebles de la terraza han quedado fundidos por el calor de las llamas, pero el fuego no se ha quedado ahí y ha arrasado buena parte del interior. Librerías convertidas en madera quemada, techos derrumbados y muebles destrozados. "Hemos perdido las fotos, los recuerdos de toda una vida. Es muy duro, no sabemos lo que vamos a hacer", explica el hombre.
Ahora están a la espera de que el seguro determine la magnitud del siniestro y ver si podrán rehabilitar la casa, aunque dicen que ya nunca será lo mismo, porque toda la naturaleza que les rodeaba ha quedado arrasada, más de 2.500 hectáreas de monte de alto valor ecológico, y dudan que a su edad puedan volver a disfrutarla como han hecho durante casi cuatro décadas.
Isabel y su familia también tuvieron que salir corriendo de su hogar en Terrateig (Valencia). "El fuego recorrió en tres minutos varios centenares de metros y lo teníamos en el barranco de debajo con llamas que eran más altas que la vivienda", explica.
En esas condiciones se marcharon el jueves dando por seguro que el fuego se tragaría su vivienda. "Los presagios eran los peores y cuando hemos vuelto la sorpresa ha sido increíble porque la casa está intacta y no ha sufrido ningún desperfecto. Se ha salvado por los pelos, es un milagro", relata.
Un milagro y que su marido tenía muy bien cuidados los arrededores de la parcela que hicieron de cortafuegos a pesar de la virulencia de las llamas. "También tenemos que dar las gracias a los bomberos y a todos los servicios de extinción porque se aplicaron al máximo para salvar nuestra vivienda e hicieron un gran trabajo".
Con el incendio estabilizado y con los equipos de extinción todavía realizando trabajos para dejarlo totalmente controlado. Los bomberos y la Guardia Civil ya investigan las causas de este desastre medioambiental y personal que obligó a desalojar a 850 personas de sus casas y a confinar a otras 700.
De momento los investigadores ya han dado con el punto donde se origió el fuego. Se trata de un pequeño barranco en la localidad de Montitxelvo que ahora permanece cercado por un cordón policial. Con el análisis de la zona, los expertos confían en determinar si el incendio fue intencionado o un accidente. Lo que parece claro, tanto en uno como en otro caso, es que detrás del fuego está otra vez la mano del hombre.