La sequía acaba con la producción de miel española: “Colmenas que generaban 20 kilos ahora producen tres”
Los apicultores denuncian la dramática situación del sector debido a la falta de agua y de floración
En apenas tres años las colmenas han pasado a producir el 20% de la miel que hacían antes
Guillermo Rosell, apicultor: "La miel española está abocada a desaparecer"
La sequía persistente hace peligrar la supervivencia de gran cantidad de colmenas que en apenas tres años han pasado a producir el 20% de la miel que hacían antes.
La situación es preocupante y no solo para la apicultura, sino para todo el ecosistema agrario que ante la carencia de polinización deja de generar alimentos.
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Una dramática situación para quienes trabajan en este negocio que exponen desde la Agrupación de Defensa Sanitaria de Apícola. Uno de sus veterinarios y apicultores, Enric Simó, relata cómo lo últimos años han estado marcados por campañas desastrosas y apunta como este 2023 ya ha dado comienzo con una primavera inusual y arrastrando cinco meses sin lluvia.
“Hace unos años una colmena producía unos 20 kilogramos de miel anuales, en últimos tres la misma ha dado aproximadamente tres kilos, pero es que este año puede que no den nada, o incluso que se pierdan”, asevera Simó.
Crisis mundial
El apicultor achaca a la falta de agua, y por tanto de floración, como las circunstancias críticas que posicionan los cultivos al borde del colapso. “Hay una crisis mundial, faltan polinizadores en todo el mundo y con el cambio climático el declive va a más”, señala.
Esto se suma a las importaciones récord de miel de otros países, con una “calidad mínima” y a un precio muy reducido, lo que deja al sector fuera de juego.
Aproximadamente de media, a un apicultor español le cuesta producir un kilo de miel, cinco euros por colmena, se les ofertan precios por debajo de los tres euros por esta misma cantidad, pero es que la miel importada, entra por tan solo 1,5 euros, lo que complica todavía más la situación.
Tras meses sin lluvia, los apicultores destacan la desesperación en el que era “el año de la esperanza” y se agarran a la que consideran “su última tabla de salvación”, si logran sacar algo de cosecha en esta campaña o recuperar las colmenas debilitadas del pasado año. “Lo siguiente es el abismo”, afirma Simó.