El oro negro de la agricultura pierde brillo: el precio de la algarroba se desploma de 2,70 euros el kilo a 80 céntimos

La escalada de precios de la algarroba de los últimos años parecía que no tenía fin. En a penas cinco años había pasado de los 15 céntimos el kilogramo a los 2,70 euros que se pagó el año pasado.

La razón a este boom la encontramos en el garrofín, las semillas que se encuentran en el interior de estas vainas. Unas semillas con las que se fabrica una pasta, la goma de garrofín, que tiene múltiples aplicaciones en la industria alimentaria y la cosmética.

De la algarroba también se extrae una harina con un aspecto y sabor similar al del cacao que se utilizaba en la fabricación de piensos para animales y que ahora se utiliza en repostería.

Una variedad de usos que puso este fruto de moda tras décadas olvidado, y que en los últimos años se ha convertido en objeto de deseo de los ladrones, debido al alto precio que se pagaba por ella en el mercado negro.

Sin embargo, en menos de un año la burbuja ha estallado y en lo que va de cosecha ha pasado de pagarse a 1'80 euros el kilo, a los 80 céntimos actuales. "Era un precio irracional y tenía que llegar esta situación", explica Ivan Monroig, productor de algarrobas y responsable del sector en la Unió.

La industria encuentra alternativas

La parte más apreciada de la algarroba es la goma de garrofín, que en un lustro ha pasado de 6 euros el kilo a 20 euros. Este producto 100% natural se utiliza como espesante y gelificante principalmente en la elaboración de helados y de productos lácteos, pero ante la subida desmesurada de su valor, la industria alimentaria y también la cosmética han buscado alternativas. "Mezclan la goma de garrofin con otros productos naturales más económicos y con algún producto químico porque con el precio actual era inviable", señala Monroig.

Una caída que ha pillado a muchos productores en plena transformación de sus campos, incluso de regadío, en los que han plantado algarrobos ante la subida de precios del último lustro. "Los plantones de algarrobos se han llegado a pagar a 30 euros y hay que esperar unos 15 años para que un árbol sea rentable, así que los que han plantado ahora se van a dar contra un muro", señala Monroig.

Los productores esperan ahora que se frene la caída de precios y se estabilice el mercado. "Yo esperaba que esto llegase, pero ¿cuándo tocará fondo? Eso no lo sabemos. Si se mantiene a este precio seguirá siendo rentable. Si la he cogido a 15 céntimos el kilo, no la voy a coger a 80", asegura el agricultor.