Frente al mar Mediterráneo y al Peñon de Yfach se alza como un gran castillo de escaleras intricadas la "Muralla Roja" de Calpe (Alicante).
De la creatividad desbordada de un Ricardo Bofill de tan solo 23 años surgió este espectacular edificio de apartamentos convertido en un hito arquitectónico utilizado por numerosas marcas internacionales en campañas publicitarias para promocionar sus productos.
Un año después del fallecimiento del genial arquitecto catalán, su obra cumple 50 años y el consistorio de la ciudad que lo acoge celebra su medio siglo de vida.
En este tiempo, la Muralla Roja se ha convertido en el edificio más reproducido en Instagran en España con más de 18.000 fotos colgadas en la popular red social.
Es tanta su popularidad entre los amantes del selfie, que en 2019 los vecinos tuvieron que prohibir el paso a las personas ajenas a la urbanización ante la avalancha, sobre todo en los meses de verano, de personas que accedían al inmueble para inmortalizar su presencia en esta joya arquitectónica.
Cargado de nuevas ideas, Ricardo Bofill encontró en el litoral de la Manzanera el lugar perfecto para hacer realidad su utopía. La amistad de su padre, Emilio Bofill, con un matrimonio que poseía unos terrenos en la zona, le permitió poner en práctica toda su creatividad.
Pero, la Muralla Roja no fue la única construcción que el joven arquitecto pudo plasmar en Calpe. Otros edificios, el Xanadú, Plexus, el Club Social, las Villas y el Anfiteatro, forman parte de un conjunto arquitectónico sin igual.
Un tesoro que desde el Ayuntamiento de Calpe van a poner en valor con la celebración del Año Bofill. Una efeméride que ha comenzado con la apertura por unas horas de la urbanización por parte de los celosos vecinos de la urbanización.
Una ocasión única para admirar cada uno de los rincones de este edficio que no deja de sorprender por su peculiar estructura y sus llamativos colores, donde el intenso rojo se combina con el violeta y el rosa, entre otros.
Entre las iniciativas que se han preparado para esta celebración, destaca la creación de un sello postal conmemorativo, para el que se han empleado dos imágenes icónicas del edificio, del que se han editado 90.000 unidades a un precio de 4,60 euros.
Un homenaje que desgraciadamente no va a poder contar con la presencia de Bofill, que falleció en enero del año pasado. No obstante, su legado permanece más actual que nunca.