Todavía no se han recuperado del susto y tardarán en hacerlo. De momento, el rastro del agua sigue muy presente en su chalet de la urbanización de El Vedat de Torrent (Valencia).
El agua acumulada reventó el muro que rodea su parcela y se coló en la primera planta de la casa y el garaje. "Ya lo veían venir desde hace tiempo y al final ha pasado", explica Josefina, hermana de Dori, la propietaria de la vivienda, que todavía no puede ni hablar sobre lo ocurrido el pasado sábado.
Antes de entrar en su casa, el agua se fue depositando en un solar próximo. Primero tiró abajo, el muro de una parcela contigua a la suya y después llegó a la suya. Antes habían llamado a emergencias, pero nadie acudió en su auxilio, por lo que tuvieron que refugiarse en la segunda planta de la vivienda.
Su caso es uno más de las muchas personas que han sufrido los efectos de las lluvias torrenciales este pasado fin de semana en la Comunidad Valenciana, principalmente en las provincias de Valencia y de Castellón, donde se han registrado precipitaciones de récord, dejando hasta más de 300 litros por metro cuadrado en las zonas más afectadas y que ha obligado a los servicios de emergencias a rescatar a decenas de personas atrapadas por el agua
La comarca del Camp de Turia en Valencia fue una de las más afectadas por la Dana. En localidades como Benaguasil y Ribarroja todavía hacen recuento de los daños y tratan poco a poco de volver a la normalidad, aunque para algunos vecinos tardará en llegar porque lo han perdido prácticamente todo.
A Estrella, el agua le ha dejado sin coche y sin gran parte de sus muebles y sus pertenencias. Acababa de mudarse a su nuevo piso en Benaguasil y tenía casi todo en el trastero. Cuando el sábado comenzó a llover, en tan solo unas horas el agua anegó completamente el garaje llegando a una altura de dos metros y medio. "Cuando intentamos sacar los coches y las motos ya era tarde, además yo me he quedado sin nada porque llo tendía todo en el trastero y ha quedado inservible", lamenta.
Ese mismo día, en este municipio se vivieron momentos de mucho riesgo para los vecinos, como una vecina que fue arrastrada por el agua calle abajo cuando venía con las bolsas de la compra.
También las precipitaciones dejaron una imagen surrealista, la de varios clientes de un bar almorzando con el agua por las rodillas. "El agua comenzó a colarse en el establecimiento y hubo algunos clientes que me ayudaron, pero otros siguieron comiéndose el bocadillo", cuenta Jesús, propietario del bar.
Mientras en Ribarroja, en la zona del barranco, los vecinos siguen limpiando el interior de las viviendas y sacando a la calle las pertenencias que han quedado inservibles por el agua.
A Ana la lluvia le reventó la puerta de casa y el agua se coló destrozándole muebles y electrodomésticos. "Está todo destrozado", explica.
Una situación que también han vivido en otras zonas de la localidad, donde la lluvia también anegó por completo garajes, dejando los coches para el desguace.
Durante unas horas el cielo se derrumbó en Espadilla (Castellón). En minutos, el agua y el granizo cortaron todos los accesos al pueblo que quedó completamente aislado. "Hacía años que no llovía así. El agua arrastró la graba de las montañas y cerró todos los accesos", comenta Jesús, que aún así se casó el sábado. "Mi padre aún pudo entrar porque era mi boda, pero el problema es que aquí hicieron un puente y desde entonces cuando llueve así se cortan las carreteras, algún día habrá una desgracia, porque aquí vive mucha gente mayor y no podrá entrar una ambulancia", asegura, el hombre.
Desde el mismo sábabo, los equipos de mantenimiento de carreteras comenzaron a despejar la entrada principal del pueblo de piedras para que los vecinos pudieran entrar y salir, aunque el resto de accesos siguen cortados. "Puede entrar un coche, pero por dentro del pueblo no se puede circular", explica Vicente Silvestre, alcalde de Espadilla. "No tenemos internet desde el sábado y nos sentimos abandonados. Se habla mucho de la España vaciada, pero la despoblación se combate con servicios".