Lo que hoy se denomina depresión aislada en niveles altos (DANA) es lo que siempre hemos llamado en España ‘gota fría’. A lo largo de los años ha dejado episodios de grandes inundaciones en el este del país por lluvias torrenciales. Sin embargo, ninguno como el de ahora. Las consecuencias de la última DANA en varios lugares de España, especialmente en la provincia de Valencia, está dejando datos históricos.

¿Y qué pasará a partir de ahora? "Predecir el futuro es complicado. Pero disponemos de herramientas que llamamos ‘modelos matemáticos’ que nos permiten estimar que podría pasar. Y todo parece indicar que el cambio climático está incrementando la frecuencia e intensidad de fenómenos como la DANA, contribuyendo a un mayor riesgo de inundaciones intensas. Podríamos decir que el cambio climático es un ‘efecto multiplicador’ de las danas. Y puesto que no va a ir a menos, tenemos que prepararnos para enfrentarlas", expone José Fernando Pérez, experto en Gestión Medioambiental y profesor de la Escuela STEAM de la Universidad Europea de Canarias.

Para entender las consecuencias del cambio climático primero debemos conocer qué ha sucedido. El experto aclara que una DANA se forma cuando una masa de aire frío queda aislada en una parte alta de la atmósfera y entra en contacto con aire más cálido y húmedo que se encuentra en niveles más bajos. Pues bien, lo que ha ocurrido es que tanto la masa de aire frío como la masa de aire caliente, eran muy importantes. Y por último, "todo esto fue agravado por la existencia de una borrasca que generó una succión aún mayor del aire caliente contra el frío, generando el evento ese mix con las consecuencias explosivas que hemos observado. Digamos que coincidieron una gran cantidad de combustible y aire, con la chispa que lo hizo detonar", explica el especialista. 

Ahora sí, podemos entender algo mejor por qué el calentamiento global puede aumentar este fenómeno. "Se está reduciendo la velocidad de las ‘corrientes de chorro’, masas de aire frío que circulan los polos, que se desgajan y son las que viajan hasta otras partes del planeta. Y en paralelo, también está aumentando la evaporación de los mares, con particular incidencia en el Mediterráneo, que genera masas de aire caliente y húmedo cada vez mayores", añade Pérez. 

 Por lo tanto, ¿es probable que esto ocurra cada vez con más asiduidad? "Sin duda. Por desgracia, es el futuro que nos espera. Distintos estudios arrojan diferentes resultados, pero todos van en la misma línea en cuanto al aumento de la frecuencia y virulencia de los fenómenos", apunta. Hay zonas de España que "son más vulnerables a las danas, fundamentalmente la zona mediterránea, especialmente la zona este y sureste del país (Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía oriental) sin descartar Albacete, Baleares y, también las Islas Canarias". 

El experto en gestión medioambiental advierte de que no solo esperan más sucesos relacionados con el agua, sino también con la sequía. "Un 75% del territorio español está en riesgo de desertificación en las próximas décadas. Toda la península excepto el tercio norte. Los modelos climáticos predicen una reducción de hasta el 20% en las lluvias en el sur de España para 2050. Pero, ¿estamos a tiempo de solucionarlo? "Revertir el incremento de la temperatura global de la Tierra no es posible. Y es algo a combatir globalmente, por todos los ciudadanos y gobiernos del mundo en la misma dirección", apunta. A lo que añade: "Hoy en día, hemos asumido que la solución pasa por adaptarnos a las consecuencias del calentamiento global".  

¿Cómo debemos actuar ante las futuras danas? "En cuanto a las inundaciones, debemos aprender de los errores. Es de lo poco positivo que nos puede dejar este desastre. En mi opinión, la solución pasa con una combinación de estrategias en cuanto al diseño de infraestructuras hidráulicas, restauración ambiental, planificación urbana y educación de la ciudadanía", concluye.

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