Siete días después del trágico accidente que costó la vida a seis mineros, por la inhalación del gas grisú, el miedo atenaza a los que tienen que regresar al trabajo. Los harán a medianoche, menos los de la galería afectada, donde los técnicos trabajan para analizar con precisión las causas del accidente.
La junta de Castilla y León podría llegar a un acuerdo con la empresa para clausurar definitivamente la galería.
El miedo a la mina se mezcla con el miedo a la falta de futuro, tienen que volver al trabajo porque les da de comer. Los técnicos se aseguran de que no quede nada del traicionero gas grisú en el aire antes de que los mineros vuelvan al lugar de la tragedia.
Los 250 mineros que trabajan en la zona accidentada esperan nerviosos y con mucho miedo, recordando a sus seis compañeros fallecidos.
Tardarán aún en incorporarse los heridos. Cuatro de ellos se recuperan en casa, el quinto Juan Manuel permanece hospitalizado no le han contado nada y, aún aturdido, insiste en que tiene que volver al trabajo.