La Audiencia Nacional ya tiene en sus manos las primeras investigaciones sobre el naufragio en Canadá del pesquero gallego Villa de Pitanxo. La declaración de uno de los tres supervivientes vendría a contradecir lo dicho por el patrón, Juan Padín, y su sobrino, Eduardo Rial, sobre las causas del hundimiento, en el que murieron nueve marineros y doce continúan desaparecidos.
La declaración de Samuel Kwesi ha hecho creer a la Guardia Civil que hay indicios de delito, en la actuación del patrón. El superviviente ha declarado que este no quiso arriar el aparejo a pesar de que se lo pidieron, porque, en medio del temporal, el peso del fletan empujaba la popa hacia el fondo, como si fuera un ancla.
"Es lógica poder cortar el aparejo", indica, Javier Touza, Presidente de los Armadores de Vigo. Podían haber cortado redes con una radial. Si hubieran soltado la carga, quizá, habrían podían enderezar el barco. "No sé si fue un exceso de confianza del patrón", señala Kevin González, hijo de uno de los tripulantes fallecidos.
El patrón declaró que no pudo maniobrar por una parada del motor, pero pudo ser posterior, provocada por el hundimiento. "Pudo haberse evitado y es un dolor más profundo", afirma María José de Pazo, hija de otro de los tripulantes muertos en el naufragio.
El relato también deja en evidencia al patrón porque el resto no pudo coger los trajes térmicos de los camarotes anegados. "Solo dos, el patrón y su sobrino, sí que tenían el traje de supervivencia. Es curioso", expone Kevin.
Samuel sobrevivió, pero lo otros marineros que lograron saltar murieron congelados. Los demás quedaron atrapados.