Abundan las Manadas, y las secuelas físicas y psicológicas que arrastran las mujeres que sufren una violación son terribles. Todo se agrava cuando la agresión sexual es grupal y cuando la víctima es menor, como en el caso de la chica de Manresa: Un crimen monstruoso que puede prolongar el sufrimiento de por vida.
La víctima de La Manada de Manresa tenía apenas 14 años, cuando su vida cambió en aquella nave abandonada. La chica, todavía, es incapaz de olvidar aquella noche y sigue con su medicación. Casi tres años después continúa en terapia y ha tenido que volver a enfrentarse a aquella pesadilla. Un hecho que supone “volver a revivir” lo sucedido y tener que “responder a todas las preguntas” de nuevo. Y el tener que explicar aquello que quiere olvidar, como cuando le apuntaron con una pistola para obligarla ha hacer felaciones.
Los expertos piden más subvenciones para estas terapias, ya que el apoyo psicológico es crucial para las víctimas de una violación. Aunque ellas nunca volverán a ser lo que fueron, curar el trauma es posible.