Vicente Tortajada ha logrado empadronarse en el trastero de 16 metros cuadrados en el que vivía en Nou Moles (Valencia) desde el pasado mes de septiembre tras ser desahuciado por no poder pagar el alquiler de su vivienda al jubilarse con una pensión de 638 euros mensuales, según informa Levante.

Han sido casi siete meses de complicadas y difíciles gestiones para lograr un derecho como el empadronamiento especial reconocido por el INE para evitar que la población más desfavorecida no tenga acceso a las ayudas sociales.

La victoria de Vicente, de 80 años, diabético y con serios problemas de salud, abre solo la puerta a la posibilidad de poder pedir una vivienda social que le permita abandonar la infravivienda por la que paga 160 euros de alquiler todos los meses y que no dispone ni de servicios ni aseos y, por supuesto, cocina. Se trata de un espacio en el que acumula todos los objetos que han dado sentido a su vida y de los que no quiere desprenderse.

El empadronamiento también le permitirá recuperar su tarjeta sanitaria que le dará acceso a la Sanidad Pública que tanto necesita para tratarse de sus múltiples dolencias.

Vicente ha recabado la solidaridad de muchos vecinos que se han interesado constantemente por su situación. Los partidos políticos también han hecho bandera de su caso para exigir a las autoridades mayor agilidad para dar respuestas a situaciones como la suya.