Todo comenzó con un incendio desatado en el interior de una vivienda en Lora del Río, Sevilla. Dentro, una menor permanecía atrapada entre el humo y las llamas.
Inmediatamente, tras dar la voz de alarma, al lugar llegó una ambulancia, un camión de los bomberos y un coche de la policía… pero el vehículo más importante para poder sacar a la joven aún no había hecho acto de presencia.
Ante la gravedad de la situación, la Guardia Civil recurrió a los dueños de una excavadora que se encontraban en un almacén cercano y les pidió ayuda. Fue así como Antonio se puso al volante de la maquinaria, a la que se subieron dos vecinos sin pensárselo, jugándose la vida.
“Se montaron en lo alto de la pala de la máquina y me dijeron: ¡súbeme, súbeme, súbeme!”, ha contado Antonio.
La menor atrapada llevaba 45 minutos pidiendo auxilio antes de que llegasen a socorrerla: “Nadie hacía nada por esa ventana”, asegura un vecino.
Dos bomberos intentaron echar la puerta abajo y no actuaron desde fuera, tal como decía el protocolo. Pero los vecinos, advirtiendo el peligro y el calvario que estaba sufriendo la menor, tomaron la iniciativa subiéndose a la excavadora.
“Yo lo que estaba viendo, igual que Gerardo, es a una niña pidiendo auxilio y con vida”. “La chiquilla pedía socorro y ya había que sacarla de ahí”, han contado los vecinos que se apresuraron a ayudarla.
Cogiendo una piqueta, comenzaron el rescate. Animado por el resto de vecinos, consiguieron ponerla a salvo.
Por su parte, el Ayuntamiento y el Consorcio de Bomberos consideran que la actuación fue correcta… aunque mejorable.