Javier Rodríguez, del 'Villa de Pitanxo', se salvó del naufragio por una lesión: "Esa tempestad decidió mi destino"
Javier Rodríguez, de 53 años, no viajó en el 'Villa de Pitanxo' por una lesión de clavícula que se hizo en la última campaña de diciembre
El marinero habla abatido sobre el naufragio: "Lo primero que pensé fue en las vidas que quedaron atrás y la desgracia para muchas familias"
El tripulante del pesquero naufragado se lesionó por un golpe de mar y atribuye la misma causa al siniestro del martes
El trágico naufragio del pesquero 'Villa de Pitanxo' en aguas de Terranova (Canadá) ha dejado asolado al municipio pontevedrés de Cangas de Morrazo, localidad natal de más de la mitad de la tripulación del barco gallego. Las banderas ondean a media asta por los nueve marineros fallecidos y los 12 desaparecidos.
Tres personas fueron los únicos supervivientes del hundimiento, pero la tripulacion fija del desaparecido 'Villa de Pitanxo' cuenta con otro marinero a salvo, según ha informado este jueves 'El País'. Se trata de Javier Rodríguez, un hombre de 53 años que no viajó en esta ocasión por una lesión de clavícula que se hizo en la última campaña de diciembre.
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Javier Rodríguez, marinero del 'Villa de Pitanxo', llevaba 15 años enrolado en el pesquero
El marinero, que llevaba enrolado tres lustros en este barco, se lesionó por un golpe de mar, también en Terranova, y atribuye la misma causa al siniestro del pasado martes. En esta campaña de enero, que estaba a punto de terminar, iban los mismos tripulantes de siempre y solo cuatro de ellos eran nuevos. Todos eran muy amigos.
Rodríguez, en declaraciones al rotativo español, se mostró abatido después de que las autoridades canadienses anunciaran la suspensión de las tareas de búsqueda búsqueda de los 12 desaparecidos: "Lo primero que pensé cuando supe la noticia no fue en mi buena suerte, sino en las vidas de mis compañeros que quedaron atrás y la desgracia para muchas familias".
El marinero, de baja, recuerda otras tempestades en alta mar con el 'Villa de Pitanxo'
"Éramos compañeros y amigos de mucho tiempo, y me quedo sin palabras para decir lo que siento, a pesar de que siempre que vamos allá somos conscientes de los riesgos que corremos", añadió. El marinero recuerda que, en otra fuerte borrasca, una ola de unos 10 metros derrumbó el puente de mando. Asimismo, en otra similar, fue cuando cayó lesionado: "La clavícula se salió de su sitio, ahora estoy de baja, con recuperación. Esa tempestad decidió mi destino".
Rodríguez destaca que es un oficio "muy duro", que "quema mucho" y que "no es rentable para las horas que se le dedican". "La gente joven ya no quiere este trabajo. Da dinero, pero el precio que pagas es muy alto, tanto físico, por las enfermedades que ocasiona tanta humedad, como psíquicamente, y hay un momento que necesitas dejarlo", sentenció.