Un parto y tres bebés. Una alegría, la de dar a luz a trillizos, que se multiplica por tres, pero que, evidentemente, también eleva al cubo el trabajo de los padres. Dificultades que comienzan con el propio peligro del parto múltiple, lo cuales se han visto reducidos en las últimas dos décadas.
Los nacimientos de trillizos y cuatrillizos han disminuido significativamente desde el año 2000. De los más de 270 partos múltiples que se daban hace veintidós años, se ha pasado a poco más de sesenta, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Pero, ¿a qué se debe? La respuesta: a la ciencia.
Menos cantidad, pero más calidad. "El 72% de las transferencias que se hacen ahora son de embrión único, lo que ha hecho que desde el 2000 los trillizos, cuatrillizos o más hayan descendido notablemente", explica Manuel Izquierdo, doctor de Calidad Médica IVF Spain. La transferencia embrionaria es el último paso para llevar a cabo una fecundación in vitro, por el que se colocan los embriones en el interior del útero. De esta manera, si la cantidad de embriones que se insertan es menor, aunque de mayor calidad, insisten, las probabilidades de que se de un embarazo múltiple también disminuyen significativamente.
La tendencia es a la baja y las estadísticas dan fe de ello. En el año 2.000 hubo 267 partos de trillizos y seis de cuatrillizos o más, mientras que en el año 2.010 fueron 167 los nacimientos de trillizos y solamente 1, los de cuatrillizos o más. Una caída que continúa diez años después. En el año 2020, solo hubo 57 partos de trillizos y uno de cuatrillizos o más, lo que equivale a una disminución del casi el 80%.
Aunque, cosas de la naturaleza, a veces llega la inesperada y complicada sorpresa, al margen de los laboratorios. La alegría se multiplica por tres, también el trabajo, las complicaciones, pero, sobre todo, el cariño. Un amor por triplicado, que inunda de ternura los hogares de estas familias.