El triángulo de un crimen en el que podrían existir intereses mutuos
Conchi abandona los juzgados en una ambulancia camino de la cárcel. Lo hace para evitar que se vuelva a repetir la imagen en la que dos policías cargan con ella, por no poder supuestamente hacer el camino a pie. Tras ella veíamos a Paco, su cuidador. Sale oculto en un coche patrulla de la policía. El juez ha decretado para ellos prisión provisional sin fianza por un crimen del que los investigadores no tienen dudas que fue premeditado. Conchi según su hermanastro, tenía obsesión por el dinero. Fue ingresada hace unos años en un centro psiquiátrico por amenazas de muerte incluso a él, cuando se hizo cargo de una hija a la que abandonó. "Me dijo que si le quitaba la patria potestad de la hija, que tuviera cuidado por la espalda que algún día caería", relata Abel. En este caso parece que todos tenían intereses. Conchi no quería quedarse sola cuando Paco, su cuidador, falleciera. Él era su cuñado, pero al morir su hermana no tuvieron reparo en comenzar una relación que no ocultaban. Tiempo después, en escena entra la víctima, el que sería el cuarto marido de Conchi. Al parecer se casó para evitar que la familia al quedar sola la ingresara de nuevo en el psiquiátrico, ¿Pero cuál era el interés de él en todo esto? ¿La fortuna que ella decía tener? Lo cierto es que esta incógnita se ha saldado con una muerte.