La palabra Hafefobia puede que no les diga, pero el contenido de la misma sí que es de sobra conocido. Se trata de la aversión a tocar y sobre todo a ser tocado por otras personas, un trastorno que en estos tiempos de pandemia se ha desatado. Salir a hacer la compra o incluso llevar a los niños al colegio: "Parece que todo es peligroso, que nadie se me acerca, cualquiera puede ser el peligro".
El miedo a contagiarnos ha propagado la Hafefobia, un trastorno que ya sufrían más de 2 millones de personas en nuestro país. Un miedo irracional que está llevando a muchos a aislarse en exceso. Es importante cumplir las medidas de seguridad, pero sin obsesionarse.
Hablamos de un trastorno tremendamente limitante ya que impide a quien lo padece coger el transporte público, mantener relaciones de pareja o incluso relacionarse de forma normal con cualquiera ante el pánico de que alguien decida rozarle. Un sentimiento que va acompañado de crisis de ansiedad incontrolables y conduce al individuo a aislarse cada vez más. Y ahora en un mundo de distancia social, mascarillas y medio al contagio, este tipo de trastorno se desata. La hafefobia puede ser desarrollada por una experiencia traumática o estar relacionada con el miedo a los gérmenes e incluso a las multitudes. Y ahora, contagios, gérmenes... dominan la información.
La hafefobia puede ser causada por experimentar o presenciar un evento traumático que implica ser tocado. En este caso, la pandemia del coronavirus y sus efectos colaterales pueden ser un desencadenante. Es posible que el paciente no recuerde el evento que desencadenó la fobia, especialmente si era muy joven en ese momento. Las fobias también pueden aprenderse del entorno familiar.
El miedo inmediato o ansiedad al ser tocado o cuando cree que le van a tocar pueden provocar ataques de pánico, que pueden incluir un aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, sofocos, hormigueo y escalofríos. Las personas que sufren esta fobia hacen todo lo posible para evitar situaciones en las que puedan tocarle. Hablamos de un miedo que es tan irracional como desproporcionado y puede procovar ansiedad general o depresión.
Los niños no son ajeos a esta fobia y más en los tiempos actuales donde las noticias sobre el coronavirus pueden generar miedo. Entre los síntomas para detectar esta dolencia estarían los siguientes síntomas: llorar, quedarse paralizado, tener un berrinche o aferrarse a su madre o padre.
Si este miedo persiste durante más de 6 meses y se interpone en el camino de la vida personal o laboral, hay que visitar al médico en cuanto sea posible. Además, las fobias específicas responden muy bien al tratamiento y es posible superar una fobia específica a largo plazo aunque la gran dificultad es encontrr el motivo inicial del miedo. Este puede ser causado por padecer otro tipo de trastornos como TOC, TEPT o trastorno de ansiedad general, antecedentes familiares y experiencias pasadas negativas.