Un niño de nueve años espera su turno para leer en voz alta en clase. Se aproxima su momento y le empiezan a sudar las manos. Se le disparan las pulsaciones y siente miedo, pánico incluso. El profesor pronuncia su nombre y ya no hay vuelta atrás.
Las letras parecen moverse de una línea a otra, las palabras no tienen sentido. Él lo intenta, como siempre, pero otra vez le ocurre lo mismo. La lectura es deslavazada, descontrolada y sus compañeros empiezan a reírse.
Ni él ni sus profesores lo saben pero tiene dislexia. En el colegio creen que es un niño inquieto, distraído y que no presta suficiente atención en las clases. Pero no es así y su sufrimiento va en aumento. Sólo acabará cuando en su centro escolar consigan ponerle nombre y apellido a lo que le pasa.
Esta escena la han vivido en primera persona casi el 100% de los niños con esta dificultad de aprendizaje. Este viernes, 4 de octubre, se celebra el Día de la Dislexia y desde asociaciones como Madrid con la Dislexia intentan visibilizar a los niños y las familias que lo sufren. En “NIUS te explica” intentaremos responder a las siguientes preguntas.
Es la alteración de la capacidad de leer por la que se confunden o se altera el orden de letras, sílabas o palabras. No es una enfermedad, es una dificultad de aprendizaje. De hecho el nivel de inteligencia de las personas con dislexia suele ser superior al de la media
Normalmente en el colegio. Los niños tienen problemas para leer, para comprender los enunciados de los exámenes o para escribir correctamente. En muchas ocasiones son tildados de vagos, de dispersos o de traviesos.
La detección precoz es la clave para que un niño con dislexia pueda seguir adelante en el sistema educativo. Los expertos calculan que sólo están diagnosticados entre el 5 y el 10 por ciento de las personas con dislexia.
El principal problema es el fracaso escolar. Dos de cada tres casos están relacionados, directa o indirectamente, con la dislexia y con otras Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA).
Los expertos aseguran que sí se puede. Para ellos el problema no es la dislexia sino todo lo que la rodea. Acoso, baja autoestima, fracaso escolar. Si la detección es precoz, los niños podrán seguir adelante en el sistema educativo. Con esfuerzo, pero podrán hacerlo.