Antes se creía que era un trastorno raro. Ahora se ha visto que la mayoría son trastornos leves, que no tienen repercusión funcional, afirma Esther Cubo, investigadora y autora principal del trabajo publicado en la revista Pediatric Neurology.
El estudio demuestra que, mientras en las escuelas ordinarias un 16,86% de los estudiantes tenían tics, el número ascendía hasta el 20,37% en los centros de educación especial.
Además, los expertos sostienen que los tics fluctúan y aumentan en un contexto de estrés, como pueden ser problemas en la familia o en la escuela.
Pese a ello, los estudios epidemiológicos señalan que, a medida que van pasando los años, estos movimientos si no desaparecen, disminuyen en cuanto a intensidad y frecuencia.
Los tics son un trastorno hereditario en el desarrollo neurológico de la infancia, caracterizado por movimientos repentinos, repetitivos y estereotipados o sonidos. EPF