"Era una bebé, como una muñeca sobre mis rodillas". Son las palabras del enfermero español Antonio Lérida, después de intentar reanimar durante parte del vuelo de evacuación a Las Palmas de Gran Canaria a una pequeña de 5 años que llevaba 17 días en una patera, y que murió poco después. La mala suerte provocó que la percibir la llegada de auxilio la reacción de los integrantes de la barca cayeran al agua.
Antonio no puede olvidar esos momentos en los que se intentó salvar la vida de la pequeña. "Estaba fría, sin pulso", acierta a decir. Con la pequeña fueron evacuados un hombre, que se encontraba débil, pero estable, y una mujer, que entró en parada cardiorrespiratoria a falta de 40 minutos para llegar al hospital y que le debe la vida a los esfuerzos del enfermero y los dos rescatadores de la tripulación por no parar de practicarle las maniobras de reanimación cardiopulmonar hasta que aterrizaron.
Ver a esa niña de cinco años estremeció a los cinco militares: los dos pilotos del aparato, los dos rescatadores y, sobre todo, al enfermero. "Era una bebé", le dijo nada más regresar a la base de Gando (isla de Gran Canaria) Lérida, al teniente coronel Carlos Martínez, el jefe de las tripulaciones del SAR. "¿Cómo una bebé? Tenía cinco años", le contestó su superior. "Sí", aclaró el sanitario, "pero en mis rodillas era como una muñeca".
La escena la relata a Efe el propio Carlos Martínez, que nada más llegar el helicóptero al hospital ofreció a sus compañeros la ayuda de una psicóloga, consciente de la situación.
Al frente de la aeronave estaba el mismo comandante del helicóptero que hace dos meses rescató al sur de la isla canaria de El Hierro a los tres únicos supervivientes de otra embarcación precaria con 24 cadáveres, Ignacio Crespo. Esta vez, llevó a rajatabla su máxima de no girar la cabeza, no mirar a la cabina y concentrarse en la misión. Pero, detrás, los dos rescatadores y el enfermero lo pasaron mal. "Estamos entrenados, es nuestro trabajo, pero te toca; algunos de los tripulantes de los helicópteros tienen hijos de esa edad", resume horas después su jefe, el teniente coronel Martínez.
Apenas hablaron durante el vuelo con los rescatados, ni siquiera con el hombre que estaba menos mal, no solo por la barrera idiomática, sino porque la situación con la niña y la mujer era de extrema urgencia. Solo la mujer intentó comunicarse en los primeros minutos de vuelo, por gestos, para pedir un sorbo de agua.
Al regreso de los tripulantes del helicóptero a la base de Gando, su jefe charló con ellos durante casi una hora y los envió a descansar, recordándoles lo evidente: "Salvaron dos vidas". Son las de una mujer que hoy miércoles sigue en estado grave en el hospital y el de un hombre que se encuentra estable.
El drama de Yamila es también el de su familia. El Gobierno está realizando gestiones con las autoridades francesas para que la madre de Yamila, la niña de cinco años fallecida, pueda venir a España a su entierro.
Durante su comparecencia en el Congreso, el secretario de Estado de Migraciones, Jesús Perea, ha mostrado su dolor por esta muerte y ha explicado que se pusieron en contacto con la familia, que se encuentra en Francia, y que están haciendo gestiones con las autoridades de ese país.
Los padres, de origen marfileño, residen en Francia desde hace tiempo, pero se encuentran en situación irregular, lo que les impide viajar a Canarias para reconocer y enterrar el cadáver de su hija. La niña falleció en un helicóptero del Ejército del Aire cuando la evacuaban urgentemente a un hospital de Gran Canaria tras haber sobrevivido dos semanas en una patera a la deriva.
El secretario de Estado ha puesto estas gestiones como ejemplo del trabajo callado de Migraciones, después de que el PP pidiera guardar un minuto de silencio por la niña fallecida en la Comisión de Trabajo, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. En ese trabajo callado ha enmarcado también las gestiones que está haciendo el Gobierno para conseguir que la ayuda de emergencia a Ceuta para atender a los adultos y menores llegados desde Marruecos en la reciente crisis cubra los gastos ocasionados desde que se produjo la emergencia y no solo desde que se formuló la petición. Según ha explicado, se ha arbitrado la petición de ayuda con cargo a Fondo de Asilo, Migración e Integración (FAMI), cofinanciado por la Unión Europea.
Tras la muerte de la niña de cinco años, Perea ha considerado además "particularmente lacerante" que la portavoz de Vox, Rocío de Meer, haya acusado a Salvamento Marítimo de ser cómplice de las mafias que trafican con seres humanos al rescatar a personas del mar a centenares de kilómetros de Canarias y a pocos millas de las costas africanas. "Hay más España en una voluntaria actuando en la playa del Carajal que en veinte proclamas" de su partido, le ha espetado a De Meer, que ha acusado al Gobierno de generar un efecto llamada y de "arrodillar a los españoles ante las políticas multiculturales y buenistas".
El portavoz del PP, José Ortiz, también ha denunciado la existencia de un efecto llamada en la política del Gobierno, dirigida a su juicio por "el sanchismo y Podemos". Perea le ha instado a no sumarse al discurso de la ultraderecha, subrayando que el Ejecutivo no está a favor de procesos de reglarización masiva. Respecto a la situación vivida en Canarias a finales del año pasado con miles de inmigrantes hacinados en el muelle de Arguineguín, ha reconocido los problemas, pero ha considerado que la respuesta del Estado fue todo lo humana y ágil que permitía la pandemia
El drama de Canarias no cesa y más pequeñas pueden morir en el camino. Entre 136 y 160 personas han muerto o desaparecido en el océano Atlántico este año cuando intentaban llegar a las islas española de Canarias desde el continente africano en embarcaciones precarias, según datos de organismos de las Naciones Unidas a los que tuvo acceso EFE. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que desde el 1 de enero pasado hasta este lunes han muerto en esta ruta migratoria 63 personas y han desaparecido otras 73, lo que ofrece un promedio de una víctima cada 31 horas.
El Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) eleva la estimación a 81 fallecidos y 79 desaparecidos; o lo que es lo mismo, una vida perdida en el mar cada 27 horas. Las Canarias sufren una fuerte presión migratoria de personas que huyen de la crisis sanitaria, económica y social causada por la pandemia de la covid-19. A las costas canarias llegaron 5.734 inmigrantes de manera irregular desde principios de año hasta el 15 de junio pasado, un 116,5 % más que en el mismo período de 2020, según datos del Ministerio español del Interior.
Ese año fue el segundo mayor de la historia en número de inmigrantes (subsaharianos y magrebíes) que entraron de manera irregular en las Canarias (23.023), lo que causó una grave crisis de acogida humanitaria. En esas travesías perecieron 850 personas, según la OIM.