El inicio hacia una "nueva normalidad" del sector de la hostelería en tiempos de Covid-19 avanzó con la aplicación de la Orden SND/399/2020 en todo el territorio nacional. Su artículo 15 recogía la reapertura al público de las terrazas al aire libre de los establecimientos de hostelería y restauración con la mitad de las mesas permitidas en el año inmediatamente anterior en base a la correspondiente licencia municipal, asegurando el mantenimiento de la distancia física de al menos dos metros entre las mesas o, en su caso, agrupaciones de mesas.
La misma Orden también habilitaba a los Ayuntamientos a "incrementar la superficie destinada a la terraza al aire libre, incrementado el número de mesas previsto en el párrafo anterior, respetando, en todo caso, la proporción del cincuenta por ciento entre mesas y superficie disponible y llevando a cabo un incremento proporcional del espacio peatonal en el mismo tramo de la vía pública en el que se ubique la terraza".
El Ayuntamiento de Madrid, a través de su Comisión de Terrazas de Hostelería y Restauración, propuso en ese momento una serie de medidas para reducir al máximo el perjuicio económico que la Covid-19 vaya a ocasionar a este sector. Para ello, se adoptó la Resolución 51, que abría la posibilidad, dentro del marco jurídico actual, de facilitar a este tipo de locales la ocupación de la banda de estacionamiento en determinadas condiciones.
Para que los locales opten a espacios en los aparcamientos de las calles se tiene que aprobar un informe previo del área de Movilidad y una autorización individualizada de la Junta de Distrito correspondiente. Una vez finalizados estos trámites, la colocación de estas plataformas debe hacerse a nivel de la acera. Además, la estructura debe garantizar la seguridad vial y de los veladores, para lo cual será desmontable, delimitada con una barrera física perimetral abierta hacia la misma, que permita el acceso y desembarco seguros a los usuarios, y sus elementos de protección permanecerán fijos y sin desinstalar, durante todo el periodo de vigencia de estas medidas hasta el 31 de diciembre de 2020.
A finales de septiembre, según datos facilitados por el Ayuntamiento de Madrid, el total de solicitudes recibidas ha sido de 3.958, de las que se han resuelto 2.550. Del número total, 632 corresponden a solicitudes de terraza en banda de estacionamiento, de las que se han resuelto favorablemente 233. Unos números que demuestran el incremento en las calles de algunos distritos madrileños de plataformas que se despliegan en las áreas de aparcamientos destinadas hasta hace poco al uso exclusivo de los vehículos de los vecinos.
Al pasear por las calles de los distintos distritos, se comprueba la diversidad de estructuras que los propietarios de bares y restaurantes han instalado. Massimo Dalla Costa, director comercial de la empresa de suministros hosteleros Codama, sostiene que "en Madrid, actualmente, las estructuras bases que se colocan son sin muchas pretensiones y optando por lo barato. El Ayuntamiento no permite muchas posibilidades y los propietarios en este momento no se arriesgan a montar estructuras importantes y de calidad".
Dalla Costa explica que "lo más solicitado es una base para el suelo de cemento o madera y unas barandillas de materiales pobres. La legislación actual es una incógnita absoluta y no saben hasta cuándo les permitirán mantener las terrazas abiertas. La consecuencia es la colocación de terrazas medio provisionales para aguantar la mala racha actual. No hay casi techos ni paredes estructuradas para el frio o viento".
Irina Ivanova es fundadora de Paisajeras, un estudio de interiorismo y estilismo de Madrid que ha instalado algunas terrazas en la banda de estacionamiento. Ivanova apunta que el desarrollo de este tipo de plataformas se ajusta al espacio disponible que se pueda ocupar, pero también a las características de la acera y accesos tanto a viviendas, garajes, etc.
"En nuestro planteamiento, el módulo mínimo es de 218 cm de largo, ampliable y con un ancho de 180 cm. La medida más habitual sería de al menos dos módulos para que sea rentable. Los materiales que proponemos son acero soldado con rastreles y altura regulable y madera para exteriores- pino aceitado o pino barnizado-. Las estructuras tienen que ser fijas durante todo el periodo autorizado, delimitadas hacía calzada y resto de banda de estacionamiento y con acceso libre desde acera y al mismo nivel que esta”, continúa la fundadora de este estudio.
Irina Ivanova dice que la aprobación de este tipo de estructuras ha supuesto "un desafío al tratarse de desarrollar una propuesta que tiene que ser segura, funcional y estéticamente adaptable al entorno". Asimismo, se lamenta de que, "al ser la mayoría de nuestros clientes de la zona de Madrid Central, no se pudieron instalar, ya que el Ayuntamiento no lo permitió".
Uno de los locales que ha aprovechado esta circunstancia especial para instalar este tipo de estructuras en el estacionamiento de la calle es el restaurante Buenas y Santas. Uno de sus propietarios, Yamila Fisbein, manifiesta que "en una situación tan complicada para el mundo entero, pero en especial para la hostelería por la Covid-19, la posibilidad de utilizar este tipo de estructuras para aquellos locales que carecíamos de terrazas ha sido nuestra salvación. Solicitamos el permiso y en un corto espacio de tiempo nos aprobaron la licencia. Realmente, el montaje de estas terrazas a nosotros nos ha dado aire, además de servir de reclamo para que el cliente pueda también consumir en el interior”.
Yamila Fisbein opina que, "anteriormente, a la instalación de la estructura, estábamos en clara desventaja con el resto, porque con la pandemia mucha gente opta por estar al aire libre". La propietaria de este restaurante afirma que el montaje de este tipo de estructuras "no resulta barato, pero es una apuesta futura y hemos decidido hacer esta inversión, pero son terrazas 'Covid', que las gestionas no se sabe hasta cuándo, con lo cual, en un momento dado, habrá que desarmarla y tirarla. En nuestro caso, la montamos nosotros mismos con lo mínimo". Yamila asegura que el montaje de su estructura se hizo "para que se quede, al igual que otros de los locales de la zona que también las han instalado. Votamos para que esto se mantenga".
Una apuesta, la de mejorar la situación que atraviesa actualmente el sector de la restauración y hostelería, que a veces choca con el día a día de los vecinos, quienes se quejan de que este tipo de estructuras empeora la calidad de vida de los barrios y, por ende, de ellos mismos. Un equilibrio que es difícil de mantener. Susana de la Higuera, portavoz de la Asociación de Vecinos Pasillo Verde-Imperial, mantiene que "la idea que se ha impuesto en la situación que actualmente atravesamos es que Madrid tiene que convertirse en una macroterraza, donde animan a la población a consumir, a salir, a sociabilizar…y ahora, cuando hay un repunte de los contagios, culpabilizan al ciudadano por hacer aquello a lo que nos están incitando".
La portavoz de la Asociación se queja de que "el ciudadano no puede transitar con tranquilidad por las aceras por el número de mesas que hay, que impiden en muchas ocasiones poder guardar las distancias de seguridad con el propio vecino del barrio. Además del ruido que se genera". Asimismo, resulta contradictorio que, continúa De la Higuera, "algunas AMPAS de colegios situados en diferentes distritos de Madrid han pedido que sus accesos se amplíen incorporando las plazas de aparcamientos que se encuentran delante de sus instalaciones para evitar aglomeraciones entre sus usuarios y mantener así la distancia de seguridad, y no se ha permitido".
La Asociación de Vecinos Pasillo Verde-Imperial también se pregunta cómo van a afrontar bares y restaurantes el uso de estas plataformas en los estacionamientos cuando el frío se instale definitivamente. En este punto, su portavoz está segura de que, si se van a permitir la colocación de estufas en estos entornos, "supondría un problema añadido, el incremento de la contaminación".
A este descontento, se unen también las quejas de los abonados del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER), que consideran que las plataformas para terrazas reducen el número de plazas de aparcamiento.