Elisabeth y sus tres hijos tuvieron síntomas agudos de COVID-19, pero estos no se van. "Llevamos más de 130 días y seguimos arrastrando algunos", asegura. "Malestar, dolor de cabeza, la tripa, falta de apetito…” son algunos de os que enumera. Su caso es solo uno de muchos.
Lucile, por ejemplo, se levanta cada día sin saber si estará bien o mal. Cuenta que padece "febrícula, cefalea, disnea".
Precisamente, como no es algo aislado, para estudiar estos casos en algunos hospitales se han creado unidades específicas porque "hay que distinguir entre lo que pueden ser síntomas persistentes y secuelas a largo plazo", señala Juan González del Castillo, coordinador de la unidad post Covid del Hospital Clínico San Carlos. En las infecciones agudas de otras epidemias como el SARS, "entre el 20 y el 60 por ciento de los pacientes mantenían síntomas físicos durante largas temporadas", explica.
Por otro lado, son muchos los afectados que ya se están organizando a nivel nacional y en varias comunidades autónomas. "Pedimos que haya unos protocolos para atendernos, porque en las unidades postcovid solo entran los que han sido hospitalizados", dice Lucile Preat, de Covid Persistente Madrid.
Con la Sociedad Española de Medicina de Familia se está diseñando un estudio para conocer las dimensiones del problema y arrojar luz sobre un virus que mantiene en un túnel a miles de personas.
El COVID-19 origina síntomas diversos, pero los más comunes son fiebre, tos y sensación de falta de aire. Por otro lado, según se ha ido conociendo más acerca de este virus, a estos síntomas se han ido añadiendo otros como escalofríos, temblores con escalofríos que no ceden, dolor muscular, dolor de cabeza, dolor garganta o pérdida creciente del olfato o el gusto.