La Comunidad de Madrid es la región española que más segrega por rentas a sus alumnos y dónde hay más colegios 'gueto', según las conclusiones de un estudio de Save de Children y Esade con datos del informe TIMSS realizado en una veintena de países de la OCDE y que hoy recoge el diario El Mundo.
Según esta publicación que cita al EsadeEcPol, España el tercer país de la OCDE, solo detrás de Turquía y Lituania en el que la segregación de alumnado en la Educación Primaria se produce por motivos de rentas, algo que luego disminuye bastante en la Educación Secundaria hasta colocarse en la medias de todos estos países.
Por el contrario, a la cabeza de esta clasificación de países en los que menos se segrega estarían Finlandia, Dinamarca y Japón.
Los analistas de este estudio destacan que dentro de nuestro país es la Comunidad de Madrid donde esta segregación entre alumnos ricos y pobres se da con mayor intensidad. Lo explican por la estructura social de los barrios y por el sistema escogido para asignar las plazas escolares .
La apuesta por la educación concertada con jornadas partidas y oferta amplia de servicios a diferencia de la Educación Pública también juegan a favor de esta mayor segregación en los colegios de Madrid.
Por ello, el informe propone que se aumente la financiación de los centros concertados y evitar así el cobro de servicios camuflados a las familias que impide el acceso a colectivos de rentas bajas. También apuesta por la reserva de plazas destinadas al alumnado en desventaja y equilibrar así la libertad de elección de los padres con la igualdad de oportunidad de las familias para ejercer esta libertad.
Otro dato que hemos conocido hoy es que la Comunidad de Madrid se singulariza por ser la región donde las familias hacen el mayor esfuerzo económico en la enseñanza de sus hijos frente a un sistema público que es el que menos gasta por alumno y año.
Durante el curso 2018-2019, los 28.449 centros de enseñanza no universitarios en España se distribuyeron de la forma siguiente: el 67,1 % eran públicos; el 18,6 %, concertados, y el 14,3 % restante, privados sin conciertos. Sólo en la Comunidad de Madrid los privados superaron a los públicos, en un 0,2 %, según los últimos datos del Ministerio de Educación.
El peso de los alumnos escolarizados en centros privados madrileños es de los más altos, un 40 %, dentro de los cuales el 25 % va a la concertada y el 16 % a la privada sin financiación pública, este último porcentaje el más alto a nivel nacional.
En la cúspide del gasto público por alumno, con un promedio nacional de 5.779 euros, se sitúan País Vasco, con 9.298 euros; Navarra (7.456); Galicia, Asturias y Cantabria, con casi 7.000 euros, y Castilla y León (6.761 euros), mientras que Madrid, con 4.727 euros, se posiciona en el último lugar de la tabla autonómica, de acuerdo con los últimos datos oficiales.
En una entrevista con EFE, el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico Francisco Pérez resalta las hondas diferencias de los sistemas autonómicos a causa de factores como el entorno social y económico del estudiante (renta, nivel cultural de los padres...). “No lo es todo, pero es una parte sustancial”, subraya.
Sin embargo, explica, hay sistemas “mejores o peores, con mayor o menor capacidad de compensar esas condiciones. Por ejemplo, Castilla y León no es la región más rica de España pero es la que tiene mejores resultados y destaca en equidad”.
Madrid, en términos generales, presenta buenos resultados académicos, pero hay desigualdad, subraya Pérez, quien ha publicado numerosos libros y artículos en revistas especializadas nacionales e internacionales sobre la economía de la educación.
La educación es uno de los grandes ámbitos donde se persigue la igualdad de oportunidades y existen muchos indicadores para evaluarlo. Uno de ellos es saber si los resultados son los mismos con independencia de la extracción social de los escolares. “En el conjunto del país, la respuesta es no”.
La calificación obtenida en el último informe PISA -la prueba de la OCDE que mide las competencias de los alumnos de 15 años en ciencias, matemáticas y comprensión lectora- nos sitúa en apenas 500 puntos, pero la diferencia entre alumnos de entornos más y menos favorecidos es de 82 puntos porcentuales, “eso equivale al resultado de prácticamente dos años de estudios”.
En Castilla y León, esa diferencia baja de 82 puntos (la media española) a 61 y, en cambio, en Madrid está en 86 puntos, en definitiva, los alumnos que parten de desventaja por su origen familiar obtienen resultados “bastante peores”.
Otros indicadores que miden la desigualdad es el porcentaje de alumnos que abandonan la educación, que repiten curso o la distribución de determinados perfiles en los centros.
Aquí, Madrid “no sale bien en cuanto a la probabilidad de repetición de alumnos en situación desfavorable, que es bastante más alta que la media de España, y tampoco sale bien en segregación escolar (centros muy diferenciados por el tipo de alumnos que van)”, explica el también director de investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).
Cuando se analizan los resultados por la titularidad de los centros, los privados obtienen mejores notas, pero ello se debe sobre todo al perfil del alumnado. “Si haces un análisis estadístico y eliminas el efecto de ese origen socio económico diferente, la titularidad no importa; no hay ventaja de la privada sobre la pública y viceversa”.
El hecho de que la Comunidad de Madrid sobresalga por el peso de la privada no concertada es “reflejo de opciones de política educativa” y el porcentaje de personas con renta alta en la región.
“En Madrid no se puede discutir que hay un gobierno de un signo político que lleva más de veinte años gobernando porque le votan. Por tanto, detrás de esas decisiones, si no hubiera el respaldo de una parte de la población, pues no habría mayorías de gobierno”.
Las comunidades autónomas que destinan un mayor porcentaje de gasto público en educación a financiar centros privados en el año 2017 son: País Vasco, Comunidad de Madrid y Comunidad Foral de Navarra con 23,9 %, 19,7 % y 19,5 %, respectivamente, de acuerdo con la estadística del Ministerio de Educación.
Lo que caracteriza a la región madrileña respecto al resto es su bajo gasto educativo, “tanto la financiación de las privadas como de la pública”, y el esfuerzo económico de las familias en la enseñanza de sus hijos, un 50 % más que la media española (1.640 euros anuales frente a 1.045).
Esto tiene una consecuencia: el gasto público iguala las posiciones de acceso a la educación, pero si depende más del gasto privado facilita que haya más diferencias porque habrá hogares que podrán financiar sin problema todo lo que lo público deja de sufragar y otros no.
Si son los centros públicos los que están atendiendo a los más desfavorecidos ¿Deberían contar con más recursos? La respuesta es sí, responde el catedrático. Y ¿debería contar con recursos cualquier centro público? La respuesta es no. “Deben ir a aquellos donde los problemas y las necesidades son mayores”.
Por su parte, José Miguel Campo, miembro del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid y vicesecretario del Colegio de Doctores y Licenciados, subraya que hay centros concertados no solo en zonas como el barrio de Salamanca sino también en lugares con una renta mucho menor como Vallecas y Carabanchel.
“Aquí volvemos a eso tan español del cliché. Hay concertados en los que no hay uniformes o si hay se prestan de un año para otro, donde no hay aportaciones económicas potentes y están en barrios obreros”.
En su opinión, el hecho de la capitalidad de Madrid y su densidad de población ha llevado a que la red de centros “siempre haya sido necesario que fuese más amplia que en otras zonas”, unido a distintos componentes históricos como es la fuerte implantación de la burguesía y de los centros religiosos desde principios del siglo XX.
Según Campo, director de un IES público de la región, hay “cierta tradición en las clases medias a tirar hacia la concertada por la idea de que hay mayor control o mayor seguimiento, porque está quizá también muy anquilosado el tópico sobre la enseñanza pública, totalmente superado y que tiene más que ver con las áreas donde se encuentran esos centros”.
“Yo trabajo en un instituto público (en una zona con una renta per cápita alta) que no se diferencia de los privados y concertados, les hacemos competencia de igual a igual”, concluye.