La Policía Nacional estaba en plena operación pero todavía no habían hecho detenciones. Trataban de averiguar si el Rúa Mar operaba para una banda de traficantes de hachís y en qué lugar de la costa se alijaba la droga. No era el único barco que estaba en el punto de mira de los investigadores.
La operación está centrada en una red de pesqueros que habrían sido “sobornados” por los narcotraficantes de hachís. Habrían aprovechado el camuflaje que proporcionan los pesqueros para recoger los fardos en Marruecos y traerlos a la costa española.
La vigilancia exhaustiva y reforzada de las narcolanchas tendría mucho que ver con la deriva, añaden fuentes de la lucha contra el narcotráfico. Y precisamente eso es lo que se estaba vigilando para completar la operación porque interesaban sobre todo los narcos. La operación está bajo secreto de sumario en el Juzgado nº6 de la Audiencia Nacional.
El barco Rúa Mar salió a pescar contra todo pronóstico el martes 21 de enero, por la tarde, cuando los demás estaban amarrados por el temporal. En ese momento no era intenso, pero se avecinaba fuerte. Eso extrañó a otros pescadores. También a los policías que los investigaban con vigilancias y pinchazos telefónicos. Aunque la delegación del Gobierno de Andalucía recalca que se trata de pescadores experimentados y tampoco era raro que fueran tan osados. Pero en la madrugada del jueves se activó la radio baliza. Había tocado agua. El barco estaba hundiéndose. Estaba en la zona de Cabo Espartel, a 28 millas de la costa de Tánger, zona de alijos y zona de pesca.
10 minutos antes tenía activada lo que llaman caja azul, un sistema de control obligatorio, que dio la posición de navegación y de pesca al que están obligados por normativa. Tiene un botón distinto para cada situación y al pulsarlo emite una señal cada 15 minutos que recibe el Centro de Seguimiento de Pesca. A partir de esa señal se puede reconstruir la trayectoria del barco. No la llevaba apagada como hacen los barcos que se dedican al narcotráfico cuando alijan. Pero también podría haber mantenido la normalidad mientras recogía en Tánger la droga.
Otro hecho investigado fue el cambio de patrón de última hora. Cambiaron de patrón porque el habitual estaba enfermo. En ese caso el barco lo llevaba el hermano del presidente de la sociedad de armadores, y casualmente tío del dueño.
La búsqueda se preparó con la urgencia y la profesionalidad necesaria para encontrar la embarcación hundida y rescatar los cuerpos. Quedan cuatro probablemente dentro. Si iba cargado de fardos el peso y las olas pudieron ser una combinación fatal para el pesquero. En diciembre, otro pesquero que provenía de Angola vivió una situación parecida, cargado de droga, pero los pescadores pudieron salvar la vida al activar la llamada de socorro.