No es la primera vez que Rosario Porto intentaba quitarse la vida. En varias ocasiones, los funcionarios de las prisiones por las que ha pasado lograron frustrar sus planes hasta que este miércoles su cuerpo ha aparecido sin vida en su celda de la prisión abulense de Brieva. Pero, ¿cómo explicar esta tragedia? Según la psicóloga Raquel Jiménez GonzálezezGonzález, “no hay un único factor detrás de este deseo de alejarse de una situación de la vida que le parecía imposible de manejar”.
A Porto, condenada a 18 años de prisión por el asesinato de Asunta, su hija adoptiva de 12 años en 2013 en la localidad coruñesa de Teo, solo le restaban 4 años de cárcel aunque, últimamente, vivía completamente aislada, sin recibir visitas y sin apoyos entre el resto de reclusas.
Sus intentos anteriores de quitarse la vida habían sido considerados por los responsables penitenciarios como simples llamadas de atención, a pesar de lo cual se le aplicó un protocolo antisuicidio que había sido levantado recientemente.
Para Raquel Jiménez, el historial previo de Rosario hace suponer que ella ya tenía la idea de arrebatarse la vida lo cual no es incompatible con que en los últimos, días, semanas o meses hubiese podido "desarrollar un comportamiento aparentemente normal con el objetivo de que superar el protocolo y lograr suicidarse".
Esta especialista recuerda que Porto ya había declarado con anterioridad que su hija le suponía una sobrecarga lo que evidenciaba que "era una persona que no se sentía capaz de manejar la situaciones cotidianas de la vida como es el cuidar a un hijo".
Según esta profesional de la psicología, "detrás de un episodio de intento de suicido podemos encontrar un trastorno de depresión, un transtono grave que presenta un riesgo muchísimo mayor que cualquier otra persona"; también podemos encontrar "intentos de alivio por vergüenza, culpa, incluso, sentirte una víctima y pretender castigar con ese acto a quien crees responsable de tu dolor o tu soledad".
Para esta especialista no hay que olvidar tampoco que detrás de muchos de estos trágicos sucesos se esconden también "episodios psicóticos" que les llevan a estar "convencidos de su necesidad de morir por alguna razón que no tiene sentido para los demás".
A pesar de que la gran parte de los intentos de quitarse la vida suelen acabar en fracaso y convertidos en llamadas de atención y auxilio, lo cierto es que, afirma Raquel Jiménez, "las personas que quieren quitarse la vida eligen métodos que garanticen el éxito en su intento como suele ser el utilizado por esta mujer que se ha ahorcado en su celda".
No sabemos si Rosario Porto se consideraba víctima o culpable de aquellos lamentables sucesos ocurridos el 22 de septiembre de 2013 en una cuneta en Teo pero sí está claro que aquello ha pesado como una gran losa sobre su conciencia hasta el punto de haberse quitado la vida siete años más tarde. Su sentimiento de soledad y rechazo social, su tendencia a esta forma de huir de la realidad y el miedo al futuro podrían también estar detrás de su muerte este miércoles en su celda de la prisión de Ávila.