En la actualidad ya no nos imaginamos la vida sin nuestros teléfonos móviles. Tanto que un 45% de la población reconoce estar constantemente conectado, e incluso los más pequeños ya manejan estos aparatos con total normalidad. Todo esto hace que haya muy pocos sitios a los que seamos capaces de ir sin el móvil, aunque a veces sería recomendable dejarlo en casa, como cuando vamos a la playa. Como informa La Vanguardia, llevarnos nuestro smartphone a la playa tiene cantidad de riesgos:
Aunque parezca lógico, el primer riesgo tiene que ver con el agua. Esta es la principal causa de deterioro de los aparatos que se llevan a las playas. Aunque todos sabemos que tenemos que tener cuidado, más de un accidente ocurre cuando la gente se hace fotografías, los famosos selfis que conllevan más de un peligro.
Otro de los elementos que caracteriza la playa es la arena. Pues bien, si nos llevamos el teléfono, esta arena puede arañar el móvil, y no necesariamente por estar en contacto directo con este. Puede hacerlo a través de restos que se nos queden en la ropa, manos u en otros elementos. La pantalla es el principal afectado, pero también pueden verse afectados los orificios del dispositivo al entrar pequeños granos de arena que puedan aumentar el riesgo de fallo.
Con la llegada de las altas temperaturas del verano, y más si vivimos una ola de calor como la actual, nuestro teléfono también asume riesgos. Además, en la playa está totalmente expuesto al sol, y puede no ser capaz de soportar esas altas temperaturas. Lo mejor es evitar que el sol le de directamente, cubriéndolo por ejemplo con varias capas de ropa que le hagan de protección.
Frente a todos estos factores externos que pueden acabar con la vida de nuestro teléfono en la playa hay un remedio infalible: dejarlo en casa. Disfrutar del día sin tener que estar pendiente de la protección de nuestro smartphone será sin duda la mejor decisión que se puede tomar.