13 de julio de 2019. Una joven de 17 años va a sufrir la peor noche de su vida. Todo empieza con una noche de cubatas, porros y cervezas sin comer nada. Un día de fiesta en el que el destino cruza a la joven con un grupo de chicos de origen magrebí. Los había conocido en la calle y todo iba bien. Bailaron y uno de ellos la vio demasiado mareada y le ofreció un colchón para dormir. Era una trampa. Nada más tumbarse le quitó toda la ropa excepto el sujetador. Una vez la tuvo desnuda, le hizo tocamientos, se estiró sobre ella y la penetró vaginalmente.
La menor confiesa que dijo no, pero no pudo quitárselo de encima porque era más fuerte que ella. Nada detuvo al joven. No solo eso. Al terminar, el chico salió de la habitación y entró un segundo chico y un tercero y un cuarto. Solo hay dudas de que uno de ellos la penetrara. Uno incluso eyaculó en su vagina. Ella lo vio todo, como señala el sumario del caso que ha llevado a los jóvenes a la cárcel por su riesgo de fuga. En medio de la pesadilla la joven logró llamar al 112 (están grabadas en un CD y son coherentes con el relato dela joven) y relató lo sucedido especificando que había huido del lugar dejándose cosméticos y una prenda íntima. La policía los encontró en el lugar. Lo que dio más credibilidad aún a su declaración en comisaría. Ante el juez la versión no varió. En el caso resulta clave el hecho de que gracias a la luz de los móviles, usados para cometer las violaciones con luz, ella pudo ver el rostro de todos sus agresores.
La joven reconoce que estaba aplatanada por el alcohol pero que nunca se quedó dormida. Los rostros de sus presuntos violadores los tiene grabados a fuego. Así los describe. El primer entró y tenía barba, era moreno, de piel morena e iba sin camiseta. El segundo chico tenía el cabello corto, con tupé. El tercero tenía el pelo teñido de rubio. El cuarto tenía cicatrices en el brazo y era de complexión fuerte. Todas las descripciones coinciden con los acusados. La perjudicada reconoció espontáneamente tres de los cuatro detenidos en la vía pública ante los agentes de policía al poco de suceder los hechos. El cuarto detenido fue identificado como propietario de un móvil desde el que la menor habría llamado a la policía para pedir ayuda.
El Ministerio Fiscal califica jurídicamente estos hechos como un delito de agresión sexual tipificado en el art. 179 del Código Penal al haber acceso carnal por vía vaginal, y el artículo. 180.1.3 dado el estado de vulnerabilidad de la víctima. Con el agravante de que la joven es menor y sus presuntos abusadores mayores de edad. Los jóvenes se enfrentan a 15 años de prisión.
Un dato a tener en cuenta para el envío a prisión de los presuntos violadores es que el testigo que se encontraba en el lugar en el momento de los hechos corrobora periféricamente los hechos denunciados cuando explica a la policía que dos de los detenidos discutían por haber mantenido relaciones sexuales con la misma chica.
En cuanto a la declaración de los investigados, si bien acogerse al derecho a no declarar no significa la asunción de responsabilidad alguna, el sumario indica que no aportan argumentos en su defensa o versiones alternativas a la sostenida por la supuesta víctima.
El riesgo de reiteración delictiva viene dado por el hecho de que, según la perjudicada, alguno de los autores podrían ser consumidores de alcohol, hachís o cocaína, lo que puede llevar a una alteración de comportamientos, y que son un grupo de chicos sin trabajo y residencia fija que residen u ocupan un espacios sin luz y abandonados, idóneos para la comisión de estos tipo de hechos con mayor impunidad.