Hoy el juicio por el crimen de Diana Quer en Santiago de Compostela encara su recta final antes de los alegatos finales. Ayer, fue una jornada clave. Los forenses coincidieron en que la joven fue asesinada con una brida. Sobre la posible agresión sexual, dudan. Aseguran que las pruebas ni confirman ni desmienten.
La brida fue encontrada con una circunferencia de nueve milímetros. Para los forenses que declararon ayer la brida es el arma del crimen. Dicen que la joven no pudo ser asfixiada con las manos de manera accidental. Tenía roto un hueso del cuello, el hioides, que es casi imposible romper si no es con una presión brutal en la zona. Unas manos no pudieron hacer eso, una brida si y para romperlo hacen falta al menos cinco minutos de presión.
Diana Quer se resistió. Pero la saponificación impidió encontrar señales de una violación. Que no hubiera señales en los genitales no significa que no hubiera agresión sexual, argumentó Alberto Fernández, el forense que presenció el levantamiento del cadáver.
Sin embargo, otro de los forenses si cree que sí hay un rastro de agresión sexual, concretamente las señales de fricción en los labios mayores de la víctima. Sus palabras provocaron la reacción desesperada de la defensa.
La última baza de la acusación es la probabilidad: en el 93% de las agresiones sexuales se repitan los mismos patrones que con Diana.
Hoy el juicio contra El Chicle encara su recta final antes de los alegatos finales y su turno de última palabra.