La violencia vicaria es una forma de agresión física o psicológica por la que una persona ataca a otra con el objetivo de causar dolor a un tercero.
A pesar de que las agresiones físicas son mucho más visibles, el tipo de violencia más común corresponde a las agresiones psicológicas. En este sentido, los niños son uno de los colectivos más perjudicados cuando, por ejemplo, un maltratador quiere causar dolor a su pareja a través de los menores.
Es el caso de las niñas desaparecidas en Tenerife. El hallazgo del cuerpo de la pequeña Olivia en el fondo del mar lastrado en un petate con el ancla confirmaría que su padre Tomás Gimeno acabó trágicamente con su vida.
Antes de desaparecer el propio Tomás Gimeno amenazó a la madre de las niñas, Beatriz Zimmerman, que no las volvería a ver más.
En un escenario de violencia física o psicológica en el hogar, los niños pueden convertirse en el objeto directo e indirecto de las agresiones. Agredir a una persona con el objetivo de causar dolor a otra es lo que se conoce como violencia vicaria, un término que puede ser aplicado a ámbitos diferentes.
Por sí mismo, el término vicario no tiene asociada una connotación negativa ni relacionada con la violencia. En realidad, es una palabra que se utiliza cuando una persona ocupa un lugar en representación de un tercero.
El término se remonta a los tiempos del imperio romano cuando, durante un determinado periodo de tiempo, el vicario imperial se convertía en administrador de todo el territorio romano en ausencia del César.
Con el paso del tiempo la palabra comenzó a ser utilizada en todo tipo de ámbitos entre los que se encuentra el de la violencia intrafamiliar. En este caso, la persona que sufre la agresión directa sería la sustituta de la persona sobre la que realmente se quiere infringir el dolor, de alguna forma, una víctima colateral.
En las últimas semanas, la actualidad informativa ha rescatado este término para referirse a algunos de los casos de violencia machista más mediatizados.
El relato de Rocío Carrasco tras el que se le acusa falsamente del Síndrome de Alienación Parental, sería otro ejemplo de este tipo de violencia.
Contra este tipo de violencias, los psicólogos aseguran que es necesario un tratamiento multidisplinar que vaya desde la coordinación entre las diferentes administraciones hasta el fomento de la empatía y el diálogo como forma de resolver los conflictos.