Todo un pueblo se ha unido por una razón que va más allá de sus problemas del día a día. Un gesto como pocos para dar la cara por los hijos de Liliana, una vecina que ha dejado dos hijos ‘huérfanos’ de 11 y 13 años víctimas de la violencia de género. El padre apuñaló a la madre y se entregó a las autoridades. Ambos pequeños quieren quedarse en el pueblo, el lugar donde se han criado. Sí, es el lugar también donde han vivido una tragedia que puede marcar sus vidas, nada menos que ver cómo su padre mataba a su madre el 22 de enero. Ante ellos, en su propia casa.
El matrimonio tenía nacionalidad rumana pero los niños han nacido en el pueblo. Tras el suceso dos familias de amigos en el pueblo les acogieron. Otro gesto como pocos. Ahora piden al juez que les deje quedarse con los pequeños, pero la hermana del asesino de su madre quiere la custodia. Vive en Tarancó y los pequeños no quieren salir del pueblo. Tampoco quieren volver a Rumanía donde reside su familia materna. Quieren estar en Puebla de Almoradiel, donde tienen a los amigos, en el que van al cole…
Por eso, el pueblo se ha concentrado a las puertas del juzgado de Quintanar de la Orden en Toledo, para pedir que se escuche los deseos de unos niños y de todo un pueblo que sabe cómo acogerlos y quererlos.
El juzgado ahora valorará las distintas opciones: que se vayan con la tía paterna, que permanezcan con las familias del pueblo o que la tutela pase a manos de la Junta de Castilla-La Mancha, que se ha personado como acusación particular en el caso, y que vayan a un centro de menores.
El delegado del Gobierno en la región, Francisco Tierraseca, ha asegurado que corresponde al juez decidir quién asume la tutela de forma efectiva de los dos hijos de Lilian ay que él respeta “absolutamente” las decisiones judiciales.
“Todos los trámites de la tutela y los servicios sociales van a ir en la dirección de lo que diga el juez encargado del caso”, sobre lo que él no tiene opinión, “sobre todo, por respeto a decisión de los poderes judiciales”.