Los problemas de la obesidad en la adolescencia, contados en primera persona

  • "Yo recuerdo toda esa época como alguien que estaba reprimido"

  • "Tú te quedas atrás, preguntándote cuándo será tu momento"

  • Los niños en el colegio son dañinos, aunque el bullying ha evolucionado con los años

Jesús Javier Díaz tiene 48 años y es presidente de Asepo, la Asociación Nacional para personas obesas y el tratamiento de la obesidad. Hoy trabaja como coach nutricional, pero también es divulgador científico y experto en seguridad alimentaria, pero, además, puede contar en primera persona cómo se siente una persona obesa en un periodo de la vida tan complicado como es la adolescencia.

Reconoce que a partir de los 8 ó 9 años ya sufrió las mofas de sus compañeros de clase por su físico, aunque "era un tipo de bullying más despectivo, no tan agresivo como el que se ve ahora de chavales golpeando a otros. Esto provoca que la persona, que en esa edad se está formando emocionalmente, vea que está excluido porque existe un rechazo ya previo y eso va creciendo según va adquiriendo años".

Pero si los primeros años de vida escolar son difíciles para un joven obeso, la situación se complica según va creciendo, tal y como explica Jesús Javier a Informativos Telecinco: "Entre los 13-14 años es cuando uno suele comenzar a sentir atracción física por las personas, de ahí que el impacto sea mayor porque es cuando uno se da cuenta realmente del problema que tiene. Ves que los amigos y demás compañeros de clase tienen una relación normal de pareja, por ejemplo, mientras tú te quedas atrás, preguntándote cuándo será tu momento".

Un momento complicado que no se suaviza según van pasando los años: "Normalmente no destacas en los deportes y en las reuniones sociales siempre quedas como el gracioso, que es lo que puedes aportar, ya que ahí no interviene el aspecto físico. También se llega a estigmatizar a la persona, porque una la obesidad está relacionada con un ámbito social y económico medio bajo y, por lo tanto, no tienes ropa de un cierto nivel, por poner un ejemplo. Por eso, yo recuerdo toda esa época como alguien que estaba reprimido porque los demás sobresalían fácilmente en los deportes y veía al resto de las personas como esbeltas y fuertes".

El problema de los amigos

Por si todo esto fuera poco, la situación se complica por una patología, la ginecomastia o aumento de mamas. Jesús Javier asegura que "el que tú no puedas desprenderte de esa masa de piel afecta en el aspecto emocional y psicológico y ese sufrimiento te marca de por vida. Además, ahora hay más diversidad, pero en los años 90 era diferente y el rechazo social en esa edad era muy complicado".

Pero los problemas de los chicos jóvenes se repetían en las chicas: "En el caso femenino, también había niñas con este problema y también eran rechazadas y tratadas vejatoriamente, siempre estaban señaladas. No eran populares y los demás no se juntaban con ellas. Yo sí era más dicharachero, más extrovertido, y sí tenía relaciones ya que era la persona que aportaba la risa del grupo. Pero hay personas que se aíslan y llegan a sufrir consecuencias más nefastas. Era un claro ejemplo de aislamiento social".

Ese aislamiento afecta a los adolescentes en una edad en la que se están transformando física y mentalmente. Pero, ¿qué pasa con los amigos con los que se ha crecido? Jesús Javier reconoce que, en su caso, no hubo ningún cambio en el trato con sus amigos de siempre. Sin embargo, los problemas llegaban cada vez que se iniciaba el curso escolar, ya que "llegaban niños procedentes de otros barrios que no nos conocíamos y ahí sí notaba rechazos. Pero lo que era mi entorno cercano, que normalmente era la gente de mi mismo edificio o barriada, ahí no había problema porque nos hemos criado todos juntos".

Sin embargo, cuando llegaba el fin de semana, la situación se complicaba: "Nos juntábamos varios grupos diferentes y ahí sí tenía que escuchar comentarios como 'por qué llamáis a este, que lo único que hace es espantarnos a las chicas', o 'qué hace este que no es pijito porque sus padres no tienen mucho dinero' y al final, pues daba mucho el cante".

Cómo adelgazar a largo plazo

A lo largo de su vida, Jesús Javier llegó a pesar 125 kilos, demasiados para cualquier persona de una altura más o menos normal. Con el paso de los años, y después de probar todo tipo de dietas, se especializó en investigación alimentaria y ahora se dedica a ayudar a otras personas que pasan por una situación similar porque, según su experiencia, "hoy en día siguen existiendo los mismos protocolos que había hace 30 años: vas a un médico, te dice 'haz dieta y ejercicio' y ya está. Saca una dieta hipocalórica del cajón que es genérica para todo el mundo y tú te sientes desahuciado, por eso mucha gente buscas otras alternativas como naturópatas, herbolarios, dietas de revista, etc."

Jesús Javier mantiene una lucha desde hace años desde Asepo pidiendo que la obesidad sea considerada una patología, una enfermedad metabólica, como es la diabetes: "Al no decirse abiertamente ni reconocerlo la OMS, esta patología entra dentro de lo que es se denomina 'malestar' y esto es algo que se puede cambiar en un corto espacio de tiempo, no es crónico. Pero ahí está el error, porque en el caso de la obesidad no es así, ya que cuando tú adquieres esta enfermedad, igual que cuando sufres diabetes, la vas a tener hasta que te mueras".

Con los años, Jesús Javier comenzó a experimentar con el método prueba-error y llegó a escribir una tesis doctoral sobre cómo se produce y evoluciona esta enfermedad, además de ver cómo se puede corregir: "Desde entonces, ya puedo manejar y convivir con mi enfermedad, pero me ha costado sudor y lágrimas, además de llamar a todas las puertas posibles. Al final me he tenido yo que formar y ser un experto en esto, así conseguí adelgazar 60 kilos hasta poner la báscula en los 65 kilos".

Pero eso, Jesús Javier está convencido de que "la obesidad hay que tratarla, no curarla, ya que no tiene cura. No hay que tomar pastillas, operarse, ni hay que hacer nada. Es irreversible a nivel celular y lo único que se puede hacer es ir viendo cómo funciona la patología una vez manifestada la enfermedad; es decir, cómo puedo yo usar los alimentos y cómo funciona mi cuerpo. Esta es la gallina de los huevos de oro que nadie dice, porque entonces no existirían muchos profesionales ni consultas, ni pondrían balones gástricos, ni harían negocio con nosotros. Esto es lo que yo digo en mi libro, el 'Libro negro de los secretos de la obesidad', y en otras noticias que publico en redes sociales".