Prisión permanente revisable para un hombre que mató a la hija de su mujer de dos años
Es la primera condena de este tipo en la Comunidad Valenciana
La Audiencia Provincial de Valencia ha impuesto la primera condena a prisión permanente revisable en esta región. El condenado es un hombre que degolló a la hija de dos años de su mujer, en su domicilio de Alzira, después de que ella le comunicara su intención de divorciarse.
El tribunal recoge el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular y condena al hombre, de 30 años, por un delito de asesinato, con la agravante de parentesco, y un delito de lesiones. Junto a la prisión permanente revisable, le impone una indemnización a la mujer de 125.000 euros.
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El tribunal establece la prisión permanente en base a jurisprudencia y al tener en cuenta dos aspectos: la alevosía y la hiperagravación. Respecto al primero, la Sala indica que la niña estaba dormida cuando fue asesinada y no pudo advertir la presencia del hombre. Tampoco hubiera podido ofrecer la más mínima defensa aunque se hubiera despertado debido a la posición de tendida sobre la cama en la que se encontraba antes del ataque.
Así mismo, la hiperagravación proviene de ser menor de 16 años. La pequeña tenía solo dos años de edad y por lo tanto era especialmente vulnerable.
Tanto la Fiscalía como las acusaciones habían pedido para el hombre la prisión permanente revisable, la primera en la Comunidad Valencia.
La mujer le dijo que quería divorciarse
Todo ocurrió en noviembre de 2017, en el domicilio familiar la localidad valenciana de Alzira. En un momento en el que no había nadie más en la vivienda, el hombre fue a la habitación en la que estaba durmiendo la pequeña, nacida en 2015, y la degolló con un cuchillo de cocina.
La niña falleció por hemorragia aguda debido a una profunda herida cervical. El hombre cometió estos hechos con la finalidad de causar un menoscabo psíquico grave y un perjuicio irreparable a su esposa y madre de la menor que le había dicho que tenía intención de divorciarse.
La mujer sufre un trastorno de estrés postraumático y síndrome de duelo. El ahora condenado, después de matar a la niña, se tiró por el balcón de la vivienda pero no murió porque cayó sobre un vehículo que había en la calle.