La presencia de microplásticos en el mar Mediterráneo podría ser superior a la estimada, según advierte un estudio llevado a cabo por el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB).
Así lo concluye un trabajo que ha revisado las investigaciones para medir la presencia de estos elementos en las playas y el agua del Mediterráneo, tanto a nivel superficial como en la columna del agua y los sedimentos marinos, ha informado este martes la universidad en un comunicado. Al tratarse de un campo científico "relativamente nuevo", sus métodos están en continua evolución, lo que dificulta definir los e términos y las técnicas más adecuadas para identificarlas.
Los materiales plásticos son numerosos y diversos, y eso también complica tener un marco estándar para analizarlos de la misma manera, han explicado los investigadores, que han concluido que los niveles de contaminación en el Mediterráneo son similares a los del océano Pacífico.
La investigación repasa 3.000 muestras recogidas en la última década: un 82,8% se tomaron en las zonas costeras, de modo que los científicos cuentan con menos evidencias para entender la distribución de los microplásticos en el mar abierto; además, los elementos recopilados allí se recogieron con mallas que no permiten capturar partículas menores de 200 micras.
Los cálculos actuales estiman que en el mar Mediterráneo hay 84.800 microplásticos por kilómetro cuadrado, unos 300 por kilo de sedimento marino y 59 por kilo de arena en la playa. "El número en el medio natural aumenta a medida que su tamaño disminuye, por lo tanto, los niveles son probablemente mayores", ha subrayado la responsable de la línea de investigación del ICTA-UAB, Patrizia Ziveri.
El estudio también apunta que hay poco conocimiento sobre los mecanismos que mueven los microplásticos de la superficie al fondo marino, y por eso ha puesto el acento en la necesidad de más trabajos en la columna del agua.
En este sentido, la investigación ha reclamado, además de una mayor cooperación internacional, "definir un marco común" que permita comparar los resultados, y combinar métodos para ser capaces de caracterizar el amplio espectro de los contaminantes plásticos en el mar Mediterráneo y sus potenciales impactos.