La posibilidad de que existan manadas homófobas parece descartado por el momento en la agresión a un joven en plena Malasaña. Los investigadores de la Brigada Provincial de Información de la Policía, encargada de investigaciones de terrorismo y otros delitos de organizaciones radicales, no creen que sea obra de una banda organizada.
La Policía Nacional sigue revisando las cámaras de las calles de Malasaña y de los alrededores, donde fue agredido un joven al que le marcaron con un cuchillo y con una cruz invertida la palabra maricón en un glúteo. Para dar con los autores, se está indagando en las redes sociales del joven para tratar de averiguar si ha podido ser acosado, amenazado o insultado por alguna persona o grupo en los últimos meses.
Una treintena de agentes participan en la investigación y ya han interrogado a varias personas y vecinos de la zona de los hechos, muy cercana a la madrileña plaza del Dos de Mayo. De momento ni estos testimonios, en los que se incorporan fotos de posibles autores, ni las cámaras de seguridad de establecimientos de la zona y del Metro Tribunal han dado pistas o rostros fiables de los posibles autores.
Los policías también han hablado en varias ocasiones con el joven agredido, a la que han preguntado si había sido amenazado o seguido por alguien en las últimas semanas.
Los agentes continúan con diferentes líneas de investigación y no cierran la posibilidad de algún tipo de conexión personal entre la víctima y sus agresores, aunque en principio descartan un ajuste de cuentas.
Los agentes, según ha adelantado el diario El Mundo, tratan de dilucidar, si la paliza de un grupo de ocho jóvenes encapuchados y con mascarilla fue una venganza o un acto planificado por algún comentario escrito por el joven en una de sus cuentas o perfiles que utilizaba frecuentemente. Hoy se ha conocido también que solo el hecho de decir que guapis todes, con lenguaje inclusivo, le ha costado una paliza a un joven en Valencia.
La investigación sigue en marcha. Por el momento se desconoce si los agresores pudieron grabar o hacer fotos a la víctima durante su acción que se investiga como un delito de odio además de otro de lesiones, algo que suele ser propio de este tipo de delitos.