Las temperaturas extremas ponen en peligro, más aún, a las 40.000 personas que viven sin hogar en nuestro país. A muchos se les trata de dar cobijo en albergues o instalaciones municipales. En otros casos, son los voluntarios los que reparten mantas o comida caliente cada noche… Desde la llegada de Filomena han muerto tres personas en España.
En el rostro de quienes viven en la calle está el paso del tiempo. “Es muy largo de contar. Ya llevo muchos años en la calle”, nos cuenta Leo que tiene toda su vida sobre una acera de Madrid.
En la mayoría de los casos, estas personas llevan muchos años a la intemperie. Leo, agradecido, cuenta que a él todo el mudo le ayuda. “Tengo saco de dormir”, señala.
Su historia es la de miles de personas sin hogar. Como la de Sara y su acompañante. Les facilitan comida y mantas, ahora más necesarias que nunca. Soportan gélidas temperaturas pueden ser letales.
El pasado sábado encontraban en Carabanchel el cuerpo sin vida de un indigente. Y este lunes hallaban a otros dos hombres muertos en Barcelona.
Solo en Barcelona hay más de 1.200 personas durmiendo en la calle. Y para algunos de ellos, los albergues no siempre son la solución. “A veces, prefieren la calle, su vida la llevan encima”, explica Beatriz Fernández, de la Fundación Arrels. Otras, dice Fernández, no quieren dejar fuera dl albergue a sus mascotas, su única compañía.
Una vida entre cartones. A veces, tan expuesta, como invisible.