Todo apuntaba inicialmente a que el perro que la madrugada del domingo atacó mortalmente a un niño de solo cuatro años mientras dormía en una finca de Lucena, Córdoba, era un pastor alemán belga malinois, una raza desaconsejada para hogares con menores. Pero ahora no se tiene tan claro y se apunta también a la posbilidad de que haya sido un doberman.
El pastor belga malinois, que puede alcanzar los 66 cm y los 34 kg en el caso de los machos, es un perro vigoroso y enérgico acostumbrado a vivir en el aire libre. Se trata de un animal temperamental, que puede llegar a ser agresivo, por lo que necesita a un dueño experimentado que le dé un entrenamiento firme, pero no demasiado duro. Es inteligente y obediente, pero con instintos territoriales y de protección fuertes.
Sus características físicas y personalidad le hacen destacar en el cuidado de animales, en tiro de trineo o en labores policiales como la detección de drogas, bombas o gas; la búsqueda y el rescate, el rastreo o incluso como perro de terapia, según explica el portal web hillspet.es. Sin embargo, no es recomendable tener este animal en un hogar con niños pequeños que corren y gritan ya que, como perro de pastoreo, tratará de mantenerle quieto.
Los vecinos ya habían alertado a los padres del menor de la peligrosidad del animal antes del brutal ataque. “Yo se lo había dicho ‘tened muchísimo cuidado con el perro ese’”, cuenta la hija de la vecina que les trasladó al centro de salud. El dueño, pese a todo, no tiene claro cuál atacó.
La realidad es que un perro entró en la habitación donde dormía el pequeño y le mordió hasta que le provocó la muerte. Los gritos desesperados de la madre del pequeño alertaron a los vecinos. “Yo me salí a la ventana y digo: ‘qué ha pasado’; y me dice ella: ‘el perro ha matado a mi hijo’”, cuenta la vecina que sobre las 3 de la madrugada del domingo llevó al padre del menor y a este hasta el ambulatorio de Lucena.
“El padre decía: 'por favor corre más, más rápido y más rápido porque mi hijo aún se puede salvar'. Pero, el pequeño llegaba ya sin vida al centro de salud. “Ellos dijeron que no había nada más que hacer con el niño", relata.
Los hechos ocurrieron en la finca en la que los padres del niño trabajan como caseros vigilando y cuidando la casa. El perro, que pertenece al dueño de la finca, realizaba las labores de vigilancia nocturna, cuando en un momento de la noche sin saber cómo ni por qué el perro entró en la vivienda, entró en la habitación donde dormía el pequeño y le mordió hasta que le provocó la muerte.
Aún se investiga el suceso y el animal se encuentra bajo custodia de este cuerpo en el Centro de Acogida Canina, junto a los otros cuatro perros que también estaban en la finca donde se produjo el suceso y que han sido trasladados en depósito a las mismas instalaciones.