Permiten que un "educado" caníbal alemán pasee fuera de prisión
Armin Meiwes, el 'caníbal de Rotemburgo', devoró en 2001 a un hombre que le dio su consentimiento
El alemán Armin Meiwes, sentenciado a cadena perpetua en 2006 después de comerse literalmente a su amante, el ingeniero berlinés Bernd Jurgen Brandes, puede salir de prisión para dar paseos cortos acompañado de dos agentes, reveló al diario 'Bild' un investigador policial. "Por motivos de seguridad lo llevamos a otro estado federal. Ahí se le permite pasear por la ciudad", señaló.
Detalló que a Meiwes le proporcionan un sombrero y gafas de sol para ocultar su identidad. El abogado del caníbal, Harald Ermel, comentó al mencionado diario que su cliente era un preso ejemplar, trabajaba en la lavandería y asistía a los servicios religiosos.
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"Los funcionarios de la prisión aseguran que, en teoría, su celda podría quedar abierta durante todo el día y no pasaría nada", afirma el letrado, que califica a su cliente de "absolutamente manejable". Añade que es "uno de los pocos prisioneros con los que no hay problemas" y que "sigue siendo amigable, extrovertido y educado".
Ermel también ha revelado que Meiwes ha conocido a una mujer con la que ha entablado una relación y que ya está haciendo planes de futuro esperando llevar una vida anónima tras su liberación.
Durante su último juicio, en 2018, el tribunal dictaminó en contra de su liberación anticipada debido a un "pronóstico desfavorable". A principios de este año, la Fiscalía de Frankfurt solicitó su libertad, pero el tribunal de distrito de Kassel todavía no se ha pronunciado.
El macabro crimen
Conocido como el 'caníbal de Rotemburgo', Meiwes contactó con su víctima por Internet en 2001 y ambos organizaron su primera y última cita, de cuyo desenlace ambos eran plenamente conscientes. Meiwes dejó claro desde el principio que estaba buscando a un joven para comerse su cuerpo y Brandes, con gustos sexuales violentos y perversos, se ofreció voluntariamente y viajó a la localidad donde vivía Meiwes, al que pidió que le seccionara primero el pene.
Meiwes siguió adelante con su macabro plan y, después de que la víctima tomara 20 píldoras para dormir y mucho alcohol, cortó sus partes íntimas mientras aún estaba consciente y se las comió fritas. Luego mató al hombre de una puñalada en el cuello y separó la carne de sus huesos para comérsela en los meses siguientes, descuartizando el cuerpo.
El caníbal lo grabó todo en vídeo y, más tarde, confesó que se masturbaba viendo aquella cinta de varias horas de duración. El magistrado sostuvo que, al comerse al hombre, Meiwes quería establecer "la unión más estrecha posible" con él.
A día de hoy, el 'caníbal de Rotemburgo' no se arrepiente de nada y no opina que haya hecho algo malo, aunque con el tiempo se volvió vegetariano.